ANTONIO PEÑA MIRABAL
La aprobación de la Reforma Tributaria por el congreso opositor al PLD, con la reducción de más de seis mil millones de pesos que lo presentado por las autoridades, busca sin dudas crearle problemas al gobierno, con el fin único de propiciar un ambiente adverso en la víspera de las elecciones de medio tiempo del próximo mayo. Hablaron mucho de que no iban a crear nuevos impuestos que afectaran a los «pobres», sin embargo introdujeron al proyecto y aprobaron un impuesto al gasoil que es inflacionario. Quitarle al gobierno esos recursos es debilitar su capacidad para responder a los reclamos de las mayorías, por tanto es obstaculizar el desempeño del poder ejecutivo, lo cual necesariamente va a crear un enfrentamiento entre ambos poderes, por lo menos hasta agosto del venidero año, cuando el país estrenará un nuevo congreso.

La mutilación de la reforma constituye un acto desaprensivo de parte de una oposición que está jugando a la politiquería. Quienes llevaron el país al derricadero económico de los últimos años son los mismos que hoy demagógicamente dizque han legislado pensando en los «pobres», lo que no es verdad. Quienes endeudaron alegremente el país fueron los mismos que hoy aprobaron la reforma con dificultades para el gobierno. La irresponsabilidad de desgobernar la nación no tiene límites en estos señores, porque cuando el país empieza a salir de la crisis, estos pretenden crear otra nueva. El país no debe tolerarle a estos politicastros esa conducta irresponsable que atenta contra el bienestar y el desarrollo de nuestro pueblo.

Ese congreso opositor, con su mala actuación ante tan importante proyecto de ley, está descalificándose a sí mismo, lo que acentúa la percepción que tiene la población sobre la mayoría de los diputados y senadores que lo conforman. Es una lástima que esos dos partidos políticos, el PRD y el PRSC, se hayan puesto de acuerdo para aprobar un mamotreto de reforma que lo que busca es maniatar al gobierno e impedir que pueda desarrollar sus programas sociales en beneficio de los más necesitados. Es que no pueden permitir que Leonel y el PLD hagan lo que no pudieron ellos hacer en los años que les tocó gobernar, porque todavía en la mentalidad de los principales dirigentes de ambas organizaciones prima el criterio de que al opositor no se le debe dar treguas, y hay que obstaculizar su gestión para impedir que realice una buena labor. Lo que no saben, es que el pueblo ya no es tonto y ha aprendido a distinguir entre un pronunciamiento sincero y un acto demagógico y repugnante.

Tal y como ha sido aprobada esa reforma tributaria disminuye al gobierno y por ende al estado dominicano. No tiene lógica que si el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica, que debe entrar en vigencia a partir del próximo primero de enero, les quita a las autoridades treinta y dos mil millones de pesos, el congreso, preponderantemente perredeista, sólo le apruebe veinte y cuatro mil millones. ¿De dónde va a sacar el gobierno los restantes ocho mil millones de pesos que ya tiene comprometidos en obras, subsidios, inversiones, etc? Hay una marcada intención política en esa aprobación desmesurada, por lo que ha de esperarse que tanto el gobierno como el PLD, reaccionen en forma política a dicha aprobación. Y con esto no estoy planteando que se produzcan acciones de parte del gobierno y el PLD tendentes a crear una crisis política en el país, sino que ambos deben responder en el plano político la afrenta que la oposición le ha hecho apertrechada en ambas cámaras legislativas.

Hace falta en el PRD y el PRSC calidad política que se sitúe por encima de las diatribas coyunturales que la agitación política produce cada día, que tenga capacidad de separar la paja del trigo, y pueda distinguir con claridad con qué se puede politiquear y con cuáles acciones se afecta el futuro económico del país. Mientras esas parcelas políticas continúen jugando con el destino de la nación, el futuro del país es incierto hasta tanto no se les dé la lección que merecen.