Pregunta del lector: Mi esposa trabaja. Yo le digo que tiene que ser más hogareña y hacer los oficios cuando llegue a la casa. Me gusta haga la cena. Colaboro con ella, pero la mujer es la responsable de que todo esté bien en la casa. Ella dice que trabaja mucho y duro y que llega cansada. Veo que ya no hace las cosas como antes. Tenemos problemas por eso. ¿Qué usted me recomienda?

Respuesta de la terapeuta: A partir de los años 80, en nuestro país hubo un auge importante del movimiento feminista, lo que ha impactado considerablemente en la construcción de la subjetividad femenina.

La mujer reconoce que tiene derechos tales como: estudiar, ejercer su carrera u oficio, trabajar y compartir con sus familiares cercanos y las amistades para lograr mayor bienestar personal, familiar y social.

La mujer ha reconocido que sus aportes económicos favorecen su bienestar y el de la familia.

Las construcciones culturales definieron en su momento histórico los roles polarizados de lo femenino y lo masculino, en los que la mujer era la responsable del cuidado de la casa, el marido y los hijos, una actividad privada, mientras que el hombre tenía el rol de producir el dinero y suplir los gastos del hogar.

En la postmodernidad, el capitalismo y las distintas corrientes feministas han incidido en el cambio de rol de la mujer actual, sobre todo, en Occidente.

La mujer, con su inserción en el mundo laboral, se ha convertido en una fuerza de trabajo y de prestancia social y política importante, lo que ha cambiado su participación de las actividades tradicionales en el hogar.

En mi experiencia de trabajo con mujeres, ellas sólo aspiran que en la vida familiar todos los integrantes colaboren y asuman responsabilidades de las tareas del hogar. Sus deseos descansan en que su pareja forme un equipo junto a ella, para no sentirse explotada.

La mujer no renuncia a sus quehaceres, pero sí pide colaboración. Entiende que es parte de la justicia relacional entre ellos.

La pareja, en la actualidad, debe actualizarse y ajustarse a los nuevos tiempos de igualdad, incluyendo las tareas del hogar, las cuales no tienen por qué ser de mujer o de hombre.

El apoyo mutuo o colaboración espontánea son garantías del bienestar familiar porque todos se benefician y el estrés se reduce considerablemente.