La situación dominicana no es normal y rutinaria, sino un paciente grave y que debe someterse a una inyección de valores básicos.

Hay que aplicar Ética en la administración pública, respetando una regla fundamental: no le hagas al otro lo que tú no quieres que te hagan a ti. Solo con esto el Estado se ahorra 25-40% del presupuesto nacional. Sin despilfarro podríamos mantener dos países como República Dominicana.

Hay que utilizar los fondos públicos con Equidad. El empleo público se tiene que desvincular de los partidos. Esto implica voluntad política para aplicar la Ley 41-08 sobre Función Pública, desterrando para siempre el pecado del clientelismo político. Incluye también respeto a la ley orgánica de las fuerzas armadas y no enganches en violación al escalafón militar. Todos merecemos la misma oportunidad, sea hombre o mujer, católico o protestante, negro o blanco, civil o militar. Equidad es democracia.

Hay que imponer la Eficiencia en los servicios públicos. Esto es, gastar menos y lograr mejores servicios públicos. Se puede fijar el salario del Presidente como salario tope, e ir reduciendo proporcionalmente hasta el salario mínimo. Eficiencia es administrar el Estado como una empresa que le duele a sus administradores, lo mismo que se hace en SENASA, en PROMESE, y en algunas pocas oficinas públicas.

Si se aplican estos remedios el paciente puede salvarse, y seriamos la Perla de la Antillas. No tendríamos que vivir detrás de los políticos, sino que cada uno podría abrirse camino por su propio esfuerzo.

Quiero ir al Senado para promover desde allí lo que he promovido toda mi vida: Ética, Equidad y Eficiencia.