Quince años de la Peña de Tyrone

Quince años de la Peña de Tyrone

FRANKLIN LITHGOW O.
Cumplir quince años de funcionamiento y enriquecimiento espiritual continuo, fortalece la Peña y la proyecta hacia delante en sus distintas características positivas. La Peña de Tyrone nace, crece y se mantiene en el presente con proyección de futuro con la asistencia continua, la contribución y cooperación de su membresía hacia su fin inmediato, que es el disfrute de la música popular, en particular el bolero.

Asistir religiosamente todos los sábados, no es un pasatiempo, es una forma de aprender algo más de las distintas fases en que se desenvuelve el acontecer diario y las gratas experiencias que se comparten con cariño solidario en su seno.

Su origen y formación fue por la coincidencia de concurrir los fundadores de ella a los mismos lugares, para adquirir las mejores piezas musicales del momento y conscientes o inconscientemente descubren que el Lic. José Emilio Díaz Yapur (Tyrone), amante de la música, aunque muy sectario, era propietario de una tienda de discos, donde llegaban las mismas personas con devoción por ese arte que tanto conmueve a los seres humanos, la música, en especial el bolero. Concurrir sábado por sábado a disfrutar de canciones maravillosas en las voces de los mejores intérpretes de ese tema de romance y amor en tiempo de bolero, determina el nacimiento de la Peña.

Las personas que fundan la Peña resultan ser además de seguidores del bolero, coleccionistas de música y de todo lo que tenga que ver con ella, aunque otros llegamos más tarde con esa misma motivación o en pos del ambiente que se vive de cordialidad, alegría y amenidad, que resulta de cierta manera ingenuo y terso, pero en definitiva la hace constituir en una agrupación seria con sensibilidad extraordinaria para todo lo que mueva a solidaridad, integridad y responsabilidad.

Los miembros de ella tienen actividades heterogéneas, por profesiones y ocupaciones diferentes. En política tiene como el arco iris: morado, blanco, colorado o azules y sus vínculos jamás determina motivos diferenciales ni en criterios ni enfrentamientos y mucho menos en competencia; por el contrario existe respeto a convicciones partidaristas y creencias, sean políticas, religiosas o intelectuales, pero si se tiene una vocación permanente de colaborar en lo que se le requiera y así se aprecia como sus artistas miembros, o los funcionarios o empresarios que la integran brindan con cariño y dedicación su colaboración a sus colegas peñeros.

En sus reuniones, las manifestaciones son propias de un grupo de hombres cuya vida las norma el trabajo, pero que también eligen un espacio para el disfrute de lo que representa la música popular y lo hondo que llega al alma a quienes son aficionados al bolero, como lo son la unanimidad de las personas que conforman esta agrupación.

Esta entidad mueve a ejemplo, porque revela cómo hombres y mujeres pueden reunirse por largo tiempo y hacer de un pasatiempo un motivo bello para permanecer unidos alrededor de la música y solidarios ante la adversidad o la alegría.

A sus reuniones se invitan artistas, compositores y personas vinculadas a la música, a tal grado que frecuentemente son invitados y nos dedican un bello espacio y testimonio de su solidaridad.

Tyrone, coordinador de todos los temas y asuntos de la Peña, junto a su esposa, quien fue una gran sacrificada porque por años todas las reuniones se hacían en su residencia, hasta que en un acto de equidad de todos los miembros, decidimos hacer la Peña itinerante, para turnarla y celebrarla en la casa de cada uno de sus miembros, cada sábado, conforme a un programa pre- elaborado.

Como se podrá apreciar, las esposas de los peñeros son entes activos en el cóctel de afecto que representa la Peña de Tyrone, siempre hacen el rol de anfitrionas o de compañeras activistas de cada acto que se celebra. Es oportuno destacar que la única mujer miembro es una de las fundadoras y de las mejores anfitrionas, doña Victoria Pellerano.

César Pina Toribio, miembro fundamentalista de la Peña, tiene tres actuaciones de singular impacto dentro de la Peña, es el que más duro habla por el tono de la voz y no es cantante, es un elemento de cohesión y es el que hace más esfuerzo para ser justo por los que merecen reconocimiento y condecoraciones honrosas de parte del gobierno; a gestión de él y con el respaldo de la Peña han sido condecorados artistas nacionales de merecido éxito y es quizás independientemente del fruto de sus inspiraciones como intérpretes o como compositores, lo que retendrán y conservarán como uno de los recuerdos más significativos con que la historia les recordará.

La Peña no tiene estatutos, se sostiene como el derecho inglés, por las costumbres y las tradiciones, pero existen fundamentalistas que hacen girar muchas de sus actividades alrededor de los más elevados y nobles principios que guían las sociedades.

Está integrado por 24 miembros y un aspirante: José Joaquín Bidó Medina, José Emilio Díaz Yapur, Miguel Domenech, Néstor González, Euclides Gutiérrez Félix, Fabio Herrera Roa, Franklin Lithgow Ortega, Miguel Martínez, Gonzalo Mejía, Reynaldo Pared Pérez, Victoria Pellerano, Alberto Perdomo, Eligio Perdomo, Víctor Perdomo, Rafael Pichardo, César Pina Toribio, Expedy Pou, Guillermo Quiñónez Hernández,

Tirso Ramírez, Luis Rivera, Francis Santana, Jorge Severino, Julio Suero Marranzini, Víctor Taveras, el aspirante es José del Castillo, quien no tiene membresía formal, pero quien disfruta enorme y amenamente de todo y nos hace vivir momentos muy gratos con sus conocimientos de la historia y la esencia del bolero.

Por último, quisiéramos afirmar que la edad no nos ha doblegado, pero que en diez o quince años, necesitaremos reemplazos para hacerla perdurar en el tiempo con los mismos objetivos.

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