El quinto concierto tuvo un atractivo particular, la dirección del joven director asistente Santy Rodríguez y la concertino Zvezdana R.
La Orquesta Sinfónica demostró una vez más el nivel alcanzado, dirigida por una batuta precisa, que ha alcanzado una calidad superior, la del director Santy Rodríguez
La temporada Sinfónica se ha convertido en un verdadero festival, disfrutada por un público cada vez más heterogéneo que entusiasmado, asiste a la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. El quinto concierto tenía un atractivo particular, sería dirigido por el joven Director Asistente Santy Rodríguez y la concertino Zvezdana Radojkovic.
Se respiraba un ambiente festivo, las charlas pre-concierto ofrecidas por Margarita Miranda y Eduardo Villanueva, en el bar Juan Lockward, del Teatro, cuentan cada vez más con un mayor número de participantes, definitivamente es un aporte invaluable, cuya intención didáctica está dirigida especialmente a los jóvenes, que consecuentemente se convierten en un público cautivo, que asiste a la Temporada Sinfónica.
El numeroso público cubrió el aforo de la Sala, y cónsono a ese espíritu festivo, el concierto inicia con la Obertura del Festival Académico, Op.80 del compositor alemán Johannes Brahms. El ambiente universitario inspiró al compositor, su Obertura es una especie de fantasía en la que destacan melodías estudiantiles tradicionales de Alemania, elaboradas sinfónicamente. La primera es un bello “cantábile” tradicional, la segunda de carácter más rítmico, y la tercera es un canto ceremonial de iniciación de los estudiantes. La Obertura expuesta por la Orquesta con brillantez, conducida por Santy Rodríguez, concluye con la grandilocuencia del Himno medieval universitario de autor anónimo, “Gaudeaumus Igitur, iuvenes dum sumus” –Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes- . El público poseído de esa alegría –aun los no tan jóvenes- aplaude con entusiasmo.
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La Orquesta se reduce, inicia el concierto para violín y cuerdas en La menor, BWV1041, de Johann Sebastian Bach. La violinista Zvesdana Radojkovic, asume la dirección y su condición de solista. El primer movimiento “Allegro” en forma de “ritornello” posee hermosos fragmentos del violín solista y las partes orquestales.
En el segundo movimiento “Andante”, el protagonismo recae sobre los dos violines principales en un diálogo de bellas melodías que no se detiene hasta el final del movimiento, ambos se complementan con adecuada sintonía. El final “Allegro Assai” de sorprendentes efectos, sigue un patrón estructural basado en el tema principal del “ritornello”. La pequeña orquesta de cuerdas logra la perfecta armonía, bajo la atinada dirección de Svezdana Radojkovic.
El programa continúa con música de Bach, la orquesta se reduce más, para interpretar el Concierto de Brandenburgo No.6 para dos violas y cuerdas, ejemplo del concierto barroco. En una muestra de versatilidad Svezdana, no solo dirige, también se convierte en solista de viola, junto a Víctor Torres, -viola 2-. Otros músicos que partician son, Claudio Reyes y José A. Bonillo –violas- Milena Ziokovic –violoncello- Esar Simó –contrabajo- y Elioenai Medina –clavecín-; la ausencia del violín le da a la pieza un aire más sombrío, pero no menos hermoso. En sus tres movimientos “Allegro, Adagio y Allegro” las partes solistas de las violas se escuchan en sonoridades graves. Este concierto considerado el más homogéneo de los seis de Brandenburgo, es una equilibrada fusión instrumental, un diálogo permanente, entrañable, logrado por los excelentes instrumentistas. En ambos conciertos el público retribuyó con calurosos aplausos de reconocimiento, a la dirección de Svezdana, su excelencia como solista -violín-viola, y a la bien estructurada orquesta de cuerdas.
Luego del intermedio, la orquesta en pleno, conducida por Santy Rodríguez, interpreta la Sinfonía No.5 en Mi Menor, Op.64, de Peter Ilich Tchaikovski. Con un sombrío motivo de los clarinetes, inicia la obra, convirtiéndose el tema del Destino, en una especie de leitmotiv. De la introducción lenta pasa al Allegro con anima, dos temas, el primero con carácter de marcha es expuesto por el clarinete –Jorge de Jesús Torres Sosa- y el fagot –Angel M. Cruz-luego acompañados de cuerdas, el segundo tema es de carácter melódico.
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El segundo movimiento Andante Cantabile, luego de la introducción, la trompa solista presenta el tema principal, una dulce y nostálgica melodía, el tema es repetido por el chelo y finalmente por las cuerdas, hasta llegar a un expresivo tutti. De la melancolía, se pasa en el tercer movimiento a un Vals –Allegro moderato- que inician los violines y luego se suman los instrumentos de viento. El vals se repite en el oboe –Dejan Kulenovic-. En la coda el tema del Destino, pasa a los violines.
En el último movimiento Andante maestoso, los redobles del timbal repiten el tema principal, luego de una pequeña pausa, la orquesta interpreta el motivo del destino y en la coda final el motivo es trocado en un canto triunfal. La Orquesta Sinfónica demostró una vez más el nivel alcanzado, dirigida por una batuta precisa, que a la vez ha llegado a un nivel superior, el Director Santy Rodríguez. Finalmente orquesta y director reciben una calurosa y merecida ovación del público.