Se entiende como obesidad, a la enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible que se caracteriza por acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Aunque la obesidad es una condición clínica individual, se ha convertido en un serio problema de salud pública que va en aumento, de acuerdo a reportes emitidos por la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es uno de los diez principales retos que debe enfrentar la Ciencia Médica en todas las naciones, debido a que desencadena enfermedades potencialmente mortales y, sobre todo, por el alarmante avance que ha tenido en las últimas décadas. El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo.
Se sabe que la obesidad favorece la aparición de cáncer, diabetes, hipertensión, infartos al corazón y cerebro, trastornos en el sueño y desgaste de articulaciones, pero no siempre se habla de las desfavorables consecuencias que genera en la salud emocional y autoestima del individuo.
Esta enfermedad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, porque a pesar de que anteriormente se consideraba un problema confinado a los países de altos ingresos, en la actualidad la obesidad también es prevalente en los países de ingresos bajos y medianos.
No hay dudas de que hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Aparte de los malos hábitos de vida (mala alimentación y falta de ejercicio físico) también existen factores genéticos y orgánicos que inducen su aparición. Investigaciones recientes sugieren que, por término medio, la influencia genética contribuye en un 33 por ciento aproximadamente al peso del cuerpo, pero esta influencia puede ser mayor o menor en una persona en particular.
También pueden influir los factores socio-económicos. Estos factores influyen fuertemente en la obesidad, sobre todo entre las mujeres. En algunos países desarrollados, la frecuencia de la obesidad es más del doble entre las mujeres de nivel socio-económico bajo que entre las de nivel más alto. El motivo por el cual los factores socio-económicos tienen una influencia tan poderosa sobre el peso de las mujeres no se entiende por completo, pero se sabe que las medidas contra la obesidad aumentan con el nivel social. Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socio-económico más alto tienen más tiempo y recursos para hacer dietas y ejercicios que les permiten adaptarse a estas exigencias sociales.
Y por último, pero no menos importante, están los factores psicológicos que durante un tiempo fueron considerados como una importante causa de la obesidad, se consideran actualmente como una reacción a los fuertes prejuicios y la discriminación contra las personas obesas. Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa del cuerpo, es un problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas. Ello conduce a una inseguridad extrema y malestar en ciertas situaciones sociales.
Pocos trastornos son tan visibles a los demás como la obesidad, y aún menos, trastornos que generan tanta ridiculización de sus víctimas y condena de parte de los demás. Los obesos típicamente responden con vergüenza, pena y culpa. Muchos de ellos, se ven además cargados de un legado de fracasos para controlar su peso.