Quirino dice al partir: Dios mío, apiádate de mí

Quirino dice al partir: Dios mío, apiádate de mí

POR DIEGO PESQUEIRA Y DIOGENES TEJADA
«¡Oh Dios mío, apiádate de mí!», exclamó Quirino Ernesto Paulino Castillo cuando oficiales de la DNCD lo preparaban para trasladarlo al aeropuerto Las Américas donde lo esperaba un avión que finalmente lo condujo Nueva York, Estados Unidos.

Según su abogado, Carlos Balcácer, esas fueron las últimas palabras de Paulino Castillo en su presencia. El ex oficial del Ejército enfrenta ahora cinco cargos de confabulación y conspiración para distribuir drogas y lavar dólares provenientes del narcotráfico.

En medio de estrictas medidas de seguridad, Paulino Castillo fue sacado del país a la 1:25 minutos de la tarde en el avión matrícula N-7734-t, de la Drug Enforcement Administration (DEA) piloteado por los oficiales estadounidenses Kivi Schmidt y Edward Daily, quienes vinieron acompañados de cinco agentes federales.

Balcácer dijo que ya ha hecho contactos con una agencia de abogados en Estados Unidos para preparar la defensa de su cliente.

Paulino Castillo, cuya extradición fue aprobada por sentencia de la Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia y autorizada por decreto del presidente Leonel Fernández, será juzgado por la Corte del Distrito Sur de Manhattan, Nueva York. La sentencia dispuso además la incautación provisional de US$7,000,000,00 millones de dólares.

Para llevar a Quirino al Aeropuerto Internacional Las Américas, la DNCD utilizó una jepeta blindada Hummer, color amarillo, matrícula Z-500973, un vehículo para operaciones antiterroristas de las Fuerzas Armadas, una ambulancia y tres camionetas. Por lo menos cincuenta efectivos uniformados, incluyendo oficiales superiores, fueron movilizados para esta operación.

La comitiva oficial evitó que la prensa estuviera presente al momento de la salida desde el aeropuerto. Para ello se envió una comitiva «señuelo», la cual siguieron periodistas de distintos medios de comunicación por varios puntos, incluyendo la base aérea de San Isidro, carretera Ecológica, Charles de Gaulle y Las Américas.

Esto impidió que la mayoría de los medios de comunicación dieran total cobertura al envío de Paulino Castillo a los Estados Unidos.

La extradición de Quirino se hizo posible porque el Ministerio Público no presentó cargos en el país por el alijo de 1,387 kilos de cocaína decomisados a bordo de un camión próximo a Los Alcarrizos.

A propósito de la no presentación de cargos por parte del Ministerio Público, Balcácer anticipó que reclamarán la devolución de más de 250 millones de pesos incautados entre bienes muebles e inmuebles.

Los jueces Hugo Alvarez Valencia, Edgar Hernández, Julio Ibarra Ríos, Víctor José Castellanos y Dulce María Rodríguez de Goris, consideraron que ciertamente Paulino Castillo es la persona identificada como «El Don» por las autoridades judiciales de los Estados Unidos, quienes emitieron órdenes de arresto en su contra.

Además, estimaron que los hechos que se le imputan están penalizados tanto en territorio dominicano como en el Estado requiriente, y que además se cumplió satisfactoriamente con la documentación necesaria depositada y las formalidades de tramitación correspondiente, establecida en el tratado de extradición vigente entre Estados Unidos y la República Dominicana desde el año 1910.

Los jueces calificaron como crimen de lesa humanidad el tráfico internacional de drogas, por lo que debe permitirse el enjuiciamiento y castigo de sus autores por los Estados víctimas de ese comportamiento delictivo, tras precisar que estas acciones no pueden ser obstruidas por un mal entendido nacionalismo.

Los magistrados consideraron que aunque el fiscal José Manuel Hernández Peguero solicitó prisión preventiva contra Paulino Castillo y ha continuado su investigación con relación al alijo de 1,387 kilos de cocaína, todavía no ha solicitado ni siquiera una audiencia preliminar, ni mucho menos ha solicitado apertura del juicio.

En la sentencia se estableció que Paulino Castillo era buscado para ser juzgado en la Corte Distrital de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, donde es sujeto del acta de acusación número 04CRIM-1353, registrada el 21 de diciembre del 2004, responsabilizándolo de dos cargos de confabulación para importar narcóticos, en violación de la sección 963, del título 21 del Código de los Estados Unidos.

Agregan que hay otro cargo de confabulación para distribuir narcóticos en violación a la sección 846, del título 21 del Código de los Estados Unidos.

Se presentó otra cargo de confabulación para lavar ganancias provenientes de los narcóticos, en violación a la sección 1956 (h), del título 18 del Código de los Estados Unidos, entre otros.

Agregan los jueces que se pudo contactar que Paulino Castillo y otras personas se confabularon desde principio de septiembre del año 2003 hasta el momento de su detención en diciembre del año 2004 para importar cocaína a Estados Unidos.

Las acusaciones de Estados Unidos están sustentadas en declaraciones juradas de David J. Berardinelli, ayudante del procurador fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Meridional de Nueva York.

Una acta de acusación hecha por el gran jurado, registrada el 21 de diciembre del 2004, una orden de arresto expedida el 21 en la misma fecha por el juez Andrew J. Peck.

No se estableció a que punto del país sería llevado el alijo de los 1,387 kilos de cocaína antes de proceder a embarcarla a alegadamente a los Estados Unidos.

Además de Paulino Castillo fueron apresados el ex teniente coronel de la Policía, Lidio Arturo Nin Terrero, el chofer Tirso Cuevas Nin y el casacambista Eleuterio Guante.

Nin Terrero y Cuevas Nin guardan prisión por el caso junto a Guante.

En tanto que se persigue a los señores Ernesto Bienvenido Guevara y Francisco Manuel Alburquerque Fortuna, quienes se encuentra prófugos.

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