Cual si fuera el guion de una mala película de ficción, la trama fue demasiado evidente. Primero llegó la denuncia, que parecía salida del aire, y pocos días después salió él: un Quirino Ernesto Paulino Castillo que, sereno, desmintió haber conocido al estratega publicitario de la campaña electoral del presidente Danilo Medina (Joao Santana) y reiteró que el expresidente Leonel Fernández le debe dinero.
Orquestada, la aparición de Quirino vuelve a recordarnos las conexiones que tuvo (¿tiene?) con los políticos del patio. El expresidente Hipólito Mejía, incluso, reconoció que se reunió con él para saber si la denuncia que hacía sobre Leonel era cierta. Mejía, por demás, reenganchó a Quirino en el 2003 y lo ascendió a primer teniente del Ejército.
Esa reunión tuvo lugar en el 2015, cuando Quirino regresó tras haber cumplido una pena de diez años en los Estados por haber introducido 33 toneladas de cocaína de 1996 al 2002. En aquel momento se dijo que fue traído por el Gobierno para acabar con las aspiraciones presidenciales de Fernández.
Hoy la historia se repite. Quirino vuelve a ser noticia, validando la denuncia de la campaña sucia contra Leonel, y pasa como si no fuera nada. ¿Hasta cuándo harán lo mismo? ¿Por qué, mejor, Quirino no cuenta todo lo que puede decir acerca de los políticos y militares con los que se ha relacionado?
Esto no es más que parte del circo de unos políticos que luchan por el poder como si este les perteneciera. ¿Nos pasaremos la vida eligiendo a los mismos políticos que no tienen nada nuevo que ofrecernos¿ ¡Qué hastío tener que lidiar con los dimes que te digo de esta gente!