Quisqueya Henríquez, excepcional e inolvidable

Quisqueya Henríquez, excepcional e inolvidable

Los días que pasan profundizarán la pena e inconformidad de quienes han querido y admirado a Quisqueya Henríquez… Están confrontados con el mal implacable que despaciosamente apagó la vida de una magnífica artista, tan creativa como introspectiva.

Mucha falta va a hacer, y cuánto se lamenta no haberla tenido siempre cercana, omnipresente en el cuestionamiento de valores, en la realización de una obra inquieta, jamás satisfecha con la mera estética. Una vez más y en muy pocos años, el arte contemporáneo dominicano está de luto. Entre otras personalidades valiosas desaparecidas, la parca nos ha privado de Tony Capellán, Belkis Ramírez, Jorge Pineda, del pensamiento de Danilo de los Santos y Alana Lockward, ahora de Quisqueya Henríquez.

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Una evolución distinta

Desprendida, rebelde, entregada, inspirada, apasionada, regeneradora, metódica, sobresaliente, constructiva, utópica, a veces misteriosa –parte de su encanto- , esta entrañable ciudadana de Cuba y República Dominicana, cumplió una verdadera hazaña, por un arte contemporáneo, tan exigente como abierto. Ver y recibir no bastaba, había que compartir, era su anhelo… hasta ella lo expresaba.

Extraordinaria era Quisqueya Henríquez, desde jovencita, que, al mismo tiempo mientras se formaba en Cuba desarrolló una personalidad integrada al Caribe… Con una calma aparente y un hervor no oculto que guiaba su ruta profesional, se perfilaba en ella una renovadora de la plástica dominicana, de las artes visuales mejor dicho, porque las solía integrar en una obra como en las exposiciones.

Si no debemos explicar el desarrollo y la complejidad de una vida, en Quisqueya Henríquez hubo cierta particularidad. Nació en Cuba, de una madre cubana, revolucionaria, que le dio el nombre –real-simbólico- de Quisqueya. Su padre “Chito” Henríquez, brillante intelectual, historiador y profesor dominicano, activo opositor al trujillismo y progresista, sufrió varios exilios, separado de su familia: parece que conoció a su hija… infante!

Quisqueya Henríquez estuvo por primera vez en Santo Domino a los 8 años, y fue solamente en la década anterior al siglo XXI cuando se estableció aquí definitivamente, aunque viajando mucho por el éxito de su obra.

En el país, estuvo muy ligada al Centro León, siendo su curadora Sara Hermann, y expuso en Santo Domingo: Museo de Arte Moderno, Centro Cultural de España, Museo Fernando Peña Defilló –última exposición nacional-. Estaba casada con el abogado y senador Pedro Catrain.

“Helado de agua de mar Caribe” 2002 -2021

En 2002 otorgaron el Premio del XIX Concurso Eduardo León Jimenes a Quisqueya Henríquez por la fotografía: “Helado de agua del mar Caribe”, bellísima y sorprendente desde su título. Miembro del Jurado, compartimos su fascinación unánime.

Ahora bien, más sorprendente aun es que esta obra se presentó 19 años después en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, pero como fruto de una acción efímera, género vinculado con el performance al través de un objeto artístico.

Fue la estructura de un evento titulado “Rumores”, durante un mes. De hecho, esta fotografía otrora premiada tenía complejidad en su realización, a partir del agua tomada en el mar Caribe, materia prima luego elaborada por especialistas, invitación al público a consumirla… ¡salada!.

Conceptualmente, correspondía a un contexto caribeño: carácter efímero, historia y colonización marítimas… “Las ideas nutren el arte”, expresó Sara Hermann, calificando la obra como “pieza maravillosa”.

Fue probablemente la última presentación pública de Quisqueya Henríquez en el exterior.

Museo Fernando Peña Defilló: 2020

Quisqueya Henríquez expuso en marzo 2020 en el Museo Fernando Peña Defilló “El Campo de lo Posible”, que reunía pinturas, esculto-pinturas, ensamblajes, lienzos agredidos, objetos integrados en el cuadro y sus orillas.

Fue una exposición concebida, pensada, trabajada durante mucho tiempo, como todos los proyectos de la artista.

A pesar de su diversidad, la muestra se fundamentó en la pintura. Una sorpresa… ya que, en años, Quisqueya, polifacética, experimental, hiper-actualizada en tecnología e informática, había emprendido otros géneros y nuevos medios.

Si la artista se inspiró de la pintura –incluyendo dibujos- de Fernando Peña Defilló, no se trataba de una apropiación y recreación… sino de una reinvención total y una operación intelectual, forjando un análisis y más bien apartando el modelo…

Verdaderas construcciones pictóricas iban desde la tela rasgada hasta los desechos informales de pigmento y la tercera dimensión. Reflejaban la implicación física de la artista y una dimensión propia de lectura.

Coda

“Quisqueya Henríquez fue una creadora excepcional, y –ojalá nos equivoquemos- difícilmente encontraremos aquí a una persona tan entera y consecuente, tan inmersa en un arte contemporáneo en movimiento. Más allá de su personalidad artística, es al ser humano, sesgado cruelmente en su plenitud, que lloran. Expresamos a su familia, a sus íntimos, una sincera aflicción”.

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