Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien desenmascaradlas. Efesios 5:11
Las águilas, cuando ven que ya sus alas están muy maltratadas y no pueden volar, con el pico se las arrancan; cuando sus uñas están muy desgastadas se las quitan; y cuando ya su pico no tiene la fuerza para agarrar o sostener, se lo desprenden golpeándose con la roca.
No les importa lo que les duele. Tan solo saben que tienen que quitárselos, porque si no ya no podrán volar, ni cazar; y eso sería su muerte.
La valentía que muestran es impresionante, y digna de imitar en nosotros, porque hay cosas que están haciéndonos daño y, aunque nos duela, tenemos que arrancarlas. Pero preferimos seguir con ellas a pesar de que van a destruirnos… Siendo el águila un ave, es más inteligente que nosotros.
Revisémonos, porque hemos de encontrar muchas cosas que están pero que no deberían. Cuando las arranquemos tomaremos un vuelo más alto, y nada podrá detenernos, porque habremos quitado lo que no sirve.