El 15 de agosto del 1977, visitó nuestro país el Embajador de los Estados Unidos de América ante la ONU, señor Andrew Young, quien declaró a la prensa acerca de los empeños del Presidente Carter en crear las bases para «una democracia progresiva de nuestras instituciones». En el almuerzo que le fue ofrecido en el Palacio Nacional, formuló un brindis en el que, mirando fijamente al Presidente Balaguer, le dijo expresándose en el idioma español: «Usted lleva la poesía a la democracia».
Entre los acompañantes del señor Young figuró el señor Mark Scheneider, identificado como uno de los llamados liberales de Washington, que se desempeñaba como Coordinador Adjunto para las cuestiones de los derechos Humanos del Departamento de Estado. Se le reconocía una íntima amistad con el doctor Peña Gómez, quien le acompañó en una prolongada reunión con don Antonio Guzmán, el licenciado Jacobo Majluta y el doctor Emilio Ludovino Fernández, celebrada en la Embajada de los Estados Unidos en el país. Tras el retorno del Embajador Young a Washington, un despacho de prensa procedente de aquella ciudad, atribuyó al señor Scheneider una declaración, supuestamente emitida en la oficina en la oficina del senador Kennedy, conforme a la cual, el Partido Revolucionario Dominicano, era la carta de triunfo para las elecciones del mes de mayo del 1978. La declaración fue prestamente desmentida por el Departamento de Estado, y de ese desmentido se hizo eco la Embajada norteamericana en el país, significando que «los Estados mantendrán su neutralidad total en el próximo torneo electoral dominicano», bajo la seguridad de que el mismo será un proceso democrático y libre».
Días después, el 7 de septiembre, el Presidente Balaguer viajó hacia Washington, en donde participó como testigo, juntamente con los demás jefes del Estado latinoamericanos, en la firma del acuerdo que devolvió el control del Canal de Panamá a este país. En la ceremonia oficial, el Presidente Carter despidió a todos los mandatarios firmantes del acuerdo en el Salón Oval de la Casa Blanca, y reservó para el Presidente Balaguer, el honor de ser conducido por él hasta el jardín, en donde aguardaban centenares de periodistas y fotógrafos. Allí el señor Carter declaró que el doctor Balaguer era un ejemplo para toda la América Latina, y «una fuente de inspiración para mí mismo». «Las elecciones que se celebraran en la República Dominicana -subrayó el Presidente norteamericano- serán sin dudas, un modelo para el Hemisferio».
Muy pocos, entre los amigos y colaboradores del doctor Balaguer, comprendieron que tras esas elogiosas palabras, estaba sellada la suerte del Partido Reformista, de cara al evento comicial del 1978.
En el mes de enero del 1978, visitó el país el Secretario Adjunto para los Asuntos Interamericanos, señor Terence Todman, quien en declaraciones emitidas en la sede de la Embajada de su país, expresó que venía con el interés de conocer a los líderes de los varios sectores de la vida pública dominicana «que juegan un papel muy importante en el desarrollo de una sociedad democrática y libre». Esos deseos se contrajeron, a los principales líderes del Partido Revolucionario Dominicano, con quienes se reunió en un almuerzo privado, en la sede de su Embajada.
El día 25 del indicado mes, fue designado el señor Robert Yost, como Embajador norteamericano en el país, en reemplazo del señor Robert A. Hurwtich, considerado en los círculos políticos de la oposición, como «excesivamente amistoso con determinados funcionarios del gobierno reformista». Cuestionado por los periodistas, el doctor Balaguer respecto a ese cambio de carácter diplomático, declaró que «Si la oposición sigue desunida ganó. Y si se une, también ganó. «Mientras hayan campesinos y mujeres en el país, ganaré las elecciones». Y en apoyo de su decisión, inició un frenético programa de inauguraciones de Obras Públicas, entre las que figuraron la primera etapa de la ampliación del acueducto de la ciudad de Santo Domingo, la urbanización Los Tres Brazos, La Presa de Rincón, y muchas más.
Pero como supimos posteriormente, contra las aspiraciones del doctor Balaguer, para un cuarto período presidencial, se había puesto en marcha la operación Camelot, en la que participaron el Presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, una importante empresa transnacional radicada en el país, y la Universidad Católica Madre y Maestra, que posteriormente tuvo un notable protagonismo en el gobierno de don Antonio Guzmán. «Mi gobierno», para separarlo del sector perredeísta al que se le atribuían connotaciones izquierdistas. Un rol significativo lo tuvo el señor Sacha Volman, entonces propagandista del PRD a nivel internacional, con la cooperación del «sindicalista» Roman Salazar, de nacionalidad venezolana, prestado como asesor del PRD por el Partido Acción Democrática.
Nada extraño fue, en consecuencia, que en la madrugada del 16 de mayo, los Presidentes Carter y Andrés Pérez, coincidiesen en sendas declaraciones, declarando vencedor el Partido Revolucionario Dominicano, con el señalamiento de la misma cantidad de votos.
En aquella ocasión, se consideró justificado «el cambio de las relaciones de Washington respecto al continuismo reformista, por recelos por la reactivación de las relaciones domínico-cubanas, en el ámbito deportivo y cultural, o tal vez a la firme decisión del Presidente Balaguer opuesto a los reclamos del FMI. O solo Dios sabe, a cuales imponderables, propios del ambiente político internacional de los Estados Unidos de América.
Relacionando el pasado con el presente, se nos ocurre interpretar las recientes visitas al país de los funcionarios norteamericanos del más alto nivel, señores John Taylor y Oscar Noriega, con la posibilidad, de que la actual situación económica y social predominante en nuestro país, pueda tener efectos perturbadores en el área del mar Caribe, y Centro América.
¿A que vinieron, en esta ocasión Mr. Taylor y Mr. Noriega? ¿Vinieron a agradecer la colaboración dominicana en la guerra de Irak? ¿Vinieron solo para echarnos en cara, que somos desordenados? ¿Vinieron a ratificar, como en los años 1905, 1916, 1965, que no nos respetan porque no nos respetamos? ¿O acaso para actualizar, de cara a las próximas elecciones, la leyenda del mítico Argos, el personaje griego, que tenía cien ojos, y velaba siempre con cincuenta?
Sólo a los ignorantes y a los tontos, se nos ocurre creer en los cuentos de las brujas y de los aparecidos. Pero alguien, que no era ignorante ni tonto, el General Lilis, solía sentenciar, que «la sabiduría consiste en saber dudar, y en que nada conviene mas, que estar a todo evento prevenido».
Tentados estamos de repetir, la frase admonitoria del patriarca cubano don Manuel de Sanguly: «Contra la ingerencia extranjera, la virtud doméstica».