La tarea política, según la concepción humanista y cristiana, debe ser fundamentalmente una labor de civilización, cultura, integración, participación y solución de los problemas de forma integral del ser humano. Ayudar a la gente a conquistar su libertad plena, crecimiento, autonomía. Es una labor de progreso dentro de un orden esencialmente humano y moral, partiendo de que la moralidad solo persigue el verdadero bien de los seres humanos.
Los medios utilizables y a través de los cuales debe llevarse a cabo la acción política, desde la óptica humanista, están guiadas por un axioma inviolable: “Los medios deben ser proporcionales y adecuados a los fines”. Por lo tanto, aplicar medios intrínsecamente malos o inadecuados para alcanzar un fin bueno, representa una falsedad. Medios malos conducirán a fines proporcionales a los medios utilizados. Porque como acción humana, estarán íntimamente ligados a su forma y esencia. Eso es la Racionalización Moral.
Hay otra concepción de la política. La Racionalización Técnica, que se fundamenta en un sistema o pensamiento sobre la forma en que las personas se conducen más frecuentemente. Con tendencia a someter esa conducta a simples formalidades y normas de manera artística. Pienso que Maquiavelo reflejaba bastante el arte de la aplicación de la racionalización técnica. Para él, la política por definición como no-moral, es el arte de conquistar y mantenerse en el poder por cualquier medio. Fundamentando su fin en el éxito.
La racionalización moral de la vida política, que no es artística ni técnica, sino absolutamente moral, implica un reconocimiento de los fines esencialmente buenos y humanos. Implica un esfuerzo permanente para lograr que las estructuras y los órganos del cuerpo político sirvan al bien común, a la dignidad de la persona humana y al sentido del amor fraternal. Actuar políticamente contra la avaricia, celos, egoísmos, falsos orgullos y modelos deshumanizantes. Tener como estandarte una conciencia clara sobre las más íntimas necesidades de la vida humana. De los auténticos requerimientos de las personas en todas las áreas.
La política, siguiendo el concepto de racionalización moral está sujeta a su interpretación filosófica. El objetivo y tarea esencial no consiste únicamente en garantizar la conveniencia material para el bienestar, ni en alcanzar grandes avances tecnológicos o industriales por encima de la naturaleza. Tampoco el predominio de lo político sobre los hombres. Mientras que la racionalización técnica es más concreta. Los objetivos políticos se anteponen ante todo.
Muchos asesores y políticos aplican sus acciones desde la óptica de la realización técnica. Entendiendo que el éxito político no depende de la imagen que determinados grupos puedan crear, sino del reflejo de la acción política frente a la ciudadanía. De las necesidades sentidas por la población en las diferentes comunidades a las que pueda dar respuesta. De la forma táctica, estratégica o práctica con que pueda desenvolverse frente a las demás fuerzas que conformen el cuerpo político de la nación. Buscando fórmulas para abrir caminos conducentes a solucionar problemas para ganar o mantenerse en el poder. Frente a esos métodos lo más eficaz es crear entusiasmo y esperanzas.