Radiaciones

Radiaciones

Los estudios sobre los efectos de los campos eléctricos y magnéticos sobre el organismo humano son tan antiguos que probablemente comenzaron con el descubrimiento de la electricidad y el magnetismo.

En la época contemporánea, cada vez son más firmes las sospechas de que estos campos influyen perjudicialmente en la salud de las personas. Hay compiladas asociaciones muy precisas de causa y efecto.

Por esa razón es común encontrar en los manuales de los equipos de comunicaciones, referencias acerca de sus características SAR, iniciales de la denominación inglesa Specific Absortion Rate, que es la capacidad de los blindajes y cajas de los aparatos, sobre todo los emisores, para neutralizar o retener radiaciones potencialmente dañinas para el organismo de las personas que se exponen a su influencia. Nada de esto es ocioso, pues está probado que las radiaciones eléctricas y magnéticas influyen de alguna manera sobre el organismo, muchos de cuyos más delicados «componentes» son esencialmente electroquímicos.

-II-

Las reflexiones anteriores son para invitar a las autoridades correspondientes a tomar muy en serio los resultados de un estudio de los licenciados Ramón Delanoy y Eddy Brito, ambos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que permitió establecer que las abundantes antenas emisoras instaladas en la avenida 27 de Febrero generan niveles de densidad de potencia que sobrepasan los tolerados en Europa y otras partes del mundo.

De principio, estos resultados deben inspirar una seria investigación conjunta de las secretarías de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Salud Pública, así como también el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), que permita establecer magnitudes específicas de campos eléctricos y magnéticos, así como radiaciones no ionizantes en esa y otras partes de la ciudad, y en caso necesario hacer que sean ajustadas a los rangos internacionales de tolerancia sobre la materia.

Los peligros de determinadas radiaciones son tomados muy en cuenta en naciones con mucho mayor desarrollo científico y tecnológico que la nuestra y, por tanto, no estamos facultados para pasarlos por alto.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas