El tema haitiano en República Dominicana es espinoso. Se trata de un verdadero rompecabezas moral para los unos, y para todos de un indiscutible desafío nacional, tanto en términos demográficos, como laborales, comunitarios, institucionales, culturales o políticos.

De ahí el valor del documento: “El reto haitiano en República Dominicana: Posición y propuestas del CONEP ante la presencia en el país de inmigrantes haitianos y de sus descendientes”, dado a conocer por la referida asociación empresarial el pasado primero de septiembre. 

I. La afirmación del CONEP

El documento sostiene que el tema haitiano es prioritario en la agenda nacional. Y lo es porque el mero pasar del tiempo es insuficiente para remediar los problemas que acarrea la migración ilegal.

Fenómenos tales como las denuncias que tienen lugar de manera justificada o no, en y fuera del país, a todo asomo de racismo y de xenofobia, así como a sus supuestas secuelas de estratificación social en las instancias económicas y de poder de la nación; también, la defensa de los inmigrantes haitianos, el genocidio civil, las propuestas encontradas sobre el otorgamiento constitucional de la trata y el tráfico de personas, el trabajo infantil, entre otros asuntos, no pueden ser superados por la sola marcha del tiempo.

Cabe preguntar, ¿por qué no son olvidados con el tiempo? 

Sencillo, dado que la conciencia moral que ampara dichos fenómenos no es la política. A diferencia de esta última conciencia de naturaleza más mundana, la conciencia moral no procede de manera tan interesada y antojadiza.

II. Estructura del documento

El documento del CONEP comienza con una introducción en la que asoma un mar de problemas estructurales que subyacen y explican el fenómeno migratorio desde Haití hacia el territorio nacional.

A seguidas, pinta un cuadro díptico en el que aparecen, de un lado, las principales áreas de conflicto que ocasiona tal flujo migratorio; y del otro lado, deslinda sus propuestas o líneas de acción. Gracias a tal procedimiento lógico, la conciencia institucional del grupo empresarial llega a sacrificar intereses particulares y abraza la causa ética del bien común y de la responsabilidad social con apego a las mejores prácticas internacionales.  

En ninguna sección se evidencia mejor esa transformación de propósitos que en las propuestas institucionales que resumo a continuación.

III. Propuestas del CONEP contra el estatus quo vigente

Comisión Mixta Bilateral. Las autoridades dominicanas deben hacer esfuerzos adicionales por reactivarla y acordar un calendario de reuniones con su contraparte haitiana con el propósito de crear las bases de un acuerdo migratorio entre las partes.

Estadísticas demográficas. Hay que generar estadísticas confiables sobre la presencia haitiana en el país.

Nacionalidad dominicana. CONEP recomienda modificar la Constitución para adoptar el Ius Sanguinis, así como fortalecer todo el estatuto jurídico de la nacionalidad y de la migración.

Racismo. Toda expresión de racismo y de xenofobia debe ser sancionada, de conformidad con los compromisos internacionales reconocidos por el país y en apego a las normativas constitucionales y legales vigentes.

Ley 285-04 General de Migración. Es indispensable que dicha Ley sea complementada, por el Reglamento de aplicación faltante.

Documentación civil. La existencia de cualquier persona indocumentada, independientemente de su nacionalidad, debe ser remediada.

Repatriaciones y deportaciones. Toda repatriación y toda deportación que se practique ha de circunscribirse a su propio marco de legalidad y de respeto a los derechos humanos.

Frontera. La frontera dominico-haitiana tiene que convertirse en bastión civil de un modelo de desarrollo fronterizo que movilice los recursos de la zona y que regule de manera eficiente la migración, la actividad comercial, el medio ambiente, el intercambio cultural y la seguridad nacional y de la ciudadanía.

Comercio. En el marco de la negociación extra regional del acuerdo EPA, entre los países CARIFORO y la Comisión Europea, existe un potencial proceso de integración comercial que tiene que ser aprovechado.

Mercado y derechos laborales. Se requiere una política de empleo que, respetando los derechos del inmigrante, evite que la fuerza laboral haitiana deprima el salario medio nacional y retrace la modernización tecnológica indispensable para mantener una posición competitiva en el mercado global. Esto incluye sancionar a los empleadores de mano de obra ilegal y a los que incumplan los topes porcentuales de trabajadores previstos por nacionalidad en la ley, tras el debido otorgamiento de plazos prudenciales para producir en el mercado laboral los ajustes de lugar.

Medio ambiente. El Estado dominicano tiene que garantizar el fiel cumplimiento de las normas ambientales y el uso racional de los recursos naturales renovables en todo el territorio nacional.

Cultura. La sociedad dominicana debe iniciar un proceso de revalorización de la cultura nacional, asumiendo las contribuciones particulares que provienen de África, América, Asia y Europa.

IV. A modo de conclusión

Si mi lectura es correcta, CONEP avanza sus 12 propuestas confiado en que, una vez ponderadas por los diversos actores sociales, y muy en especial por las autoridades nacionales, con su puesta en ejecución se contribuirá a la formulación y a la subsecuente adopción de una política migratoria indispensable al desarrollo sostenible y armonioso de toda la nación dominicana.

De conseguirse tal propósito, CONEP y su membresía ayudarían a resolver al mismo tiempo y por igual, tanto el rompecabezas moral de los unos como el desafío nacional de los demás, al que nos referimos en los primeros párrafos de este escrito. Eso sí, CONEP colaborará con ese propósito siempre y cuando dicha conciencia moral supere su fase crítica y las demás sus intereses particulares, todas en aras de un quehacer ético capaz de reconocerse por fin en esa verdad intuida de manera poética por Manuel del Cabral:

Hombres de voz blanca, su piel negra lavan.

La lavan con perlas de terco sudor.

Rompen la alcancía salvaje del monte,

Y cavan la tierra, pero al hombre no.