Rafael A. Valdez Hilario – Recordando a Pedro Rafael Ramón

Rafael A. Valdez Hilario – Recordando a Pedro Rafael Ramón

Por allá por el año de 1957, siendo Rodríguez Echavarría ya coronel piloto de la F.A.D., nace entre nosotros una amistad, podríamos decir que de hermanos, tanto es así que cada vez que él salía de viaje al exterior traía para mí algún presente; a partir de entonces se convierte en el consejero militar y político a quien yo con frecuencia consultaba, porque a mi humilde opinión estaba frente a un gran hombre y quizás por esa razón hoy he sentido tan mías las palabras de Emerson cuando dijo: «Yo admiro a todos los grandes hombres, a aquellos que se anticiparon a los hechos y a los pensamientos».

La verdad es que Chavá, como solíamos llamarle sus amigos, fue un militar a carta cabal, que tuvo muy claro y presente en su mente que el servicio surgía del deber; fue un hombre honesto, sencillo y valiente, que supo vivir de su trabajo hasta la hora de su muerte. Conductas como éstas son las que confirman cada día más que la historia de nuestro país ha sido sustentada básicamente en el talento, el valor y la espada de hombres de uniformes como él.

En un futuro no muy lejano los dominicanos han de reconocer la importancia de los acontecimientos del 19 de noviembre del 1961, fecha en la que los remanentes del trujillato tuvieron que abandonar el territorio nacional como consecuencia de la revuelta militar iniciada en Santiago de los Caballeros por el entonces general de brigada Rodríguez Echavarría, quien comandaba la zona norte de la F.A.D., teniendo como su asistente al también valiente coronel Federico Fernández Sméster. En esos momentos yo, que estaba como civil, me incorporé de inmediato al movimiento que abriría definitivamente las puertas a la democracia.

El general Rodríguez Echavarría aprendió muy bien una lección: no rendirse. Las desventuras y tragedias sólo eran un motivo para mantenerse firme; nunca lo ví sentarse a esperar que un panorama se aclarara por sí sólo o que viniera otro a tomar la iniciativa, jamás se detuvo en el camino por largo que éste fuera, ni abandonó un proyecto en el que él creía. Pienso que sobre el altar de la historia de nuestro país hemos de presentar más temprano que tarde los aportes legados por él.

Siendo los dos ex-secretarios de las FFAA y en nuestra condición de militares en retiro, jamás dejamos de encontrarnos, nunca dejé de visitarlo. El me antecedió en la presidencia del Partido Nacional de Veteranos y Civiles y para esa ocasión ofrecí una cena en su honor en Santiago. El 13 de noviembre del 2001, siendo yo diputado al Congreso, sometí un proyecto de ley para que la base aérea de San Isidro llevara el nombre de Base Aérea 19 de noviembre; el mismo fue aprobado en primera lectura y enviado a comisión. Hago propicio el momento para solicitar a los honorables legisladores retomar esta propuesta.

(Adiós mi querido general Rodríguez Echavarría!

(Adiós mi amigo de siempre!

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