Fue médico, filántropo, escritor, historiador, impulsor de la cultura, catedrático universitario, defensor de los derechos de la clase médica, creador de facultades en el área de la salud, restaurador de las abandonadas ruinas de La Isabela, donde construyó una casa que fue su segundo hogar, en el que no solo albergaba numerosos grupos de allegados y amigos sino innumerables piezas antiguas relacionadas con el Descubrimiento.

Por esta condición lo llamaban “el alcalde mayor del cabildo más antiguo de América”.

Rafael Cantisano Arias era un espíritu inquieto, servicial, dulce, condescendiente que a pesar de su elevada condición social, sus distinguidos ancestros italianos y su sapiencia, dedicó su tiempo más preciado y sus mayores atenciones a la clase pobre del Cibao, que atendía sin ningún interés monetario.

Desde antes de graduarse Doctor en Medicina en la Universidad de Santo Domingo, en 1952, ya atendía como “practicante” a personas sin recursos económicos, aunque después se acrecentó el servicio al realizar su residencia en el hospital José María Cabral y Báez y su pasantía en El Mamey de Los Hidalgos, Puerto Plata.

Posteriormente continuó esta obra a pesar de ocupar la posición de director del hospital “Presidente Estrella Ureña”, de Santiago. Hasta pocas semanas antes de su deceso, a los 90 años de edad, examinaba, diagnosticaba, obsequiaba medicamentos a enfermos en el Centro Médico Cibao donde tenía su consulta privada. Durante años llevó también estas atenciones a domicilio, hasta los barrios más necesitados y alejados.

Cantisano Arias no solo ejercía su profesión de médico, también se dedicó a dar a conocer y promover la cultura dominicana a través de festivales folklóricos que organizó en casi toda la República.

Por sus afanes en elevar las condiciones sociales y económicas de sus colegas, fue elegido presidente de la Asociación Médica de Santiago desarrollando una gestión tan eficaz que luego fue escogido presidente de la Regional Norte de ese gremio hasta alcanzar la dirección nacional del sindicato, en 1964.

Fue la primera vez que un médico no residente en la capital era proclamado para esa posición.

Se desempeñó, además, como presidente de la Cruz Roja Dominicana e instaló comités de esa institución por todo el país, incluyendo la isla Saona, al igual que hizo con las regionales de la AMD, según consigna el distinguido genealogista santiagués Edwin Espinal Hernández.

Siendo uno de los más sobresalientes profesionales de la medicina en Santiago, no fue ajeno al surgimiento de carreras relacionadas con esa ciencia que se impartían en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Participó en la creación de la facultad de medicina y de las escuelas de enfermería y trabajo social. Allí fue profesor de Historia de la Medicina y de Deontología Médica.

Dirigió la Oficina de Patrimonio Cultural de Santiago, promovió el surgimiento del Centro Italiano del Norte como descendiente de italianos preocupado por integrar a otras familias con el mismo parentesco.

Historias de la medicina. Rafael nació en Santiago de los Caballeros el 24 de febrero de 1927, hijo de Humberto Cantisano Flores y Ana Arias Castillo. Cursó sus estudios primarios en la Academia Santa Ana y los continuó en Puerto Plata, donde se graduó de bachiller. No le fue posible realizar una especialidad en el extranjero pues estuvo impedido de salir del país debido a la oposición al régimen de Trujillo de su hermano José Vicente, asesinado por la dictadura.

Estuvo casado con María Francisca Teresita Rojas Morell, madre de sus hijos Ana Josefina, José Nicolás, Josefina Altagracia, Francisca Victoria, María Josefina, José Vicente y Rita Rafaelina Josefina.

Publicó tres tomos sobre la Historia de la Medicina. También dio a la luz Historia de la Medicina en Montecristi, Historia de la Medicina en Puerto Plata. Su obra más conocida es Santiago y sus servicios médicos, que, pese al título, abarca el territorio nacional. Contiene casi 500 páginas con biografías, imágenes, procedimientos, enfermedades, atrasos y avances del ejercicio médico en el país.

Dejó otras obras inéditas, así como numerosos documentos históricos resultado de sus incansables investigaciones.

La calle

Como las vías dedicadas a otros médicos, se ignora si la calle Dr. Rafael Cantisano Arias es producto de una resolución del Ayuntamiento del Distrito Nacional o si le fue asignada por admiración de la comunidad hacia el facultativo.

Está localizada en la “Colonia de los doctores”, en Villa Mella. Aplicaciones de búsqueda de direcciones de Internet deberían corregir el apellido del médico que identifican como “Cantizar”. La calle no tiene rótulo. Fue localizada por información de vecinos.