En el ataúd, su rostro mostraba la serenidad con la que siempre vivió. Era, paradójicamente, un hombre de muchas iniciativas y movimientos, pero nunca perdió los rasgos propios de una personalidad sosegada, quieta, tranquila. El maestro Rafael Danilo Grullón vivió por la música y para la música. Desde muy temprano, adolescente, vio claro que su vocación giraba en torno a las partituras y a la composición poética. A unas y a otra le dedicaría más de 70 años de los 83 que vivió en esta hermosa tierra de montañas y múltiples colores naturales. Su itinerario en la música empezó como el de tantos destacados artistas dominicanos, en las bandas musicales. El clarinete, el saxofón y el piano fueron sus instrumentos favoritos, a los que dedicó tiempo para que dieran ritmo y compás a las letras que escribía.
Desde muy temprano se movió entre la banda de música de Nagua y la congregación cristiana metodista de esa ciudad marina. Allí creció como persona y como músico, entre lo clásico y lo popular, procurando abarcar todos los géneros musicales de los que tenía noticia. Por eso, su inspiración y sus habilidades musicales se desarrollaron de manera tan extraordinaria que todavía joven ya era un maestro, y así lo llamaban.
El maestro Rafael Danilo Grullón fundó el coro Arpa Evangélica en 1968. Cuarentisiete años después esta agrupación musical continúa como la principal masa coral religiosa de la República Dominicana y una de las más reputadas de América Latina. Aquí creó un discipulado musical.
Jóvenes de distintas congregaciones dieron a este coro una composición interdenominacional que lo ha enriquecido y, posiblemente, le ha dado la vitalidad necesaria para que la tentación de la fragmentación nunca se haya asomado a sus puertas. Por esto, Arpa Evangélica es hoy un patrimonio de la comunidad evangélica de la República Dominicana.
Su arte lo ha llevado a casi todas las iglesias, y más allá, aquí y fuera del país.
Los amigos cercanos a Rafael Danilo Grullón hablan de más de tres mil composiciones de su puño y letra. Poesía y partituras. Es considerado autor de una himnología preciosa, de bellas metáforas y de alta espiritualidad, cristocéntrica y dirigida siempre a la gloria de Dios. Rafael Dunker, autor de un himno a ritmo de merengue, “como se canta aquí”; Dorcas Silva de Costa, la petromacorisana de altísima y melodiosa voz, y el maestro Grullón, son los pioneros de la autoctonía musical evangélica, con unas letras y unas melodías concebidas con ritmos locales y para instrumentos de nuestro folklore. ¡Tamaña contribución a la himnología evangélica dominicana!
El maestro Rafael Danilo Grullón también traspasó exitosamente el campo de la música.
Fue un académico, vicerrector y rector universitario, catedrático de finanzas, novelista y un maestro bíblico destacado. ¡Un gran hombre de Dios!