Rafael: el maestro

Rafael: el maestro

LORENZO SENCIÓN SILVERIO
La ley inexorable de la vida, nacer para morir, nos llevó al doctor Rafael Kasse Acta y con tal motivo, son muchos los comentarios que han surgido a través de la Prensa, Radio, Televisión, Periódicos y Verbal, todos positivos, pues de Rafael no hay nada ni nadie que pueda decir algo negativo, su vida fue un libro sin mácula, en todas sus páginas que permanecen preñadas de virtudes, acrisoladas por la honradez, la sapiencia, el servicio y el amor.

Hoy nosotros queremos referirnos a una de esas virtudes, que considero la más importante (cosa difícil darle gradación) de su recorrido por esta tierra que nos ve nacer y que al final nos recoge para siempre, nos referimos del (Mesie) como le llamábamos cariñosamente, la de Rafael, el Maestro, porque esa fue su vida, así lo quiso, enseñar, transformar, guiar, preparar y servir a la gente.

Desde muy joven se dedicó a la docencia, a los 25 años de edad, fue nombrado Profesor de Facultad de Odontología de la Universidad de Santo Domingo, donde permaneció hasta unos cuantos años, tras retirarse parcialmente, debido a la enfermedad que lo aquejó sin nunca dar muestra de dolor, permaneciendo como asesor de la rectoría.

Su casa fue un aula, no había quien fuera a buscar sus enseñanzas, que no la recibiera con amor y desinterés, su oficina una cátedra, para todo el que se interesara en sus conocimientos y sus sabios consejos científicos.

Su vida fue la escuela para todos, la escuela del saber, la escuela del amor, la escuela de la experiencia, la escuela del padre que siempre estaba atento a todos sus hijos, que no tuvo en el matrimonio con su esposa. Mesie, estamos seguros que donde estés, tu sigues impartiendo enseñanza para todos los que la recibimos en vida.

Descansa en paz, tu te lo ganaste, con las virtudes que adornaron tu acrisolada vida, siempre predicando con el ejemplo.

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