RAFAEL GONZÁLEZ TIRADO
El periodismo todavía es un sacerdocio

 

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El periodismo todavía es un sacerdocio

 

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El ex director de la Escuela de Comunicación Social de la UASD analiza los cambios registrados en la comunicación, en el periodismo y en los periodistas,  derivados de las nuevas tecnologías.

Generaciones de periodistas y profesionales de distintas áreas han recibido sus sabias enseñanzas en las aulas de la universidad. Su dominio y destreza en el uso del idioma, mostrado a lo largo de los años en columnas periodísticas, su didáctica, su rigurosa formación, su estilo de escribir, lo han convertido en profesor de profesores, en maestro de maestros.

En realidad, el doctor Rafael González Tirado, profesor de Lengua Española y  de Comunicación Social durante muchos años en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), es una enciclopedia humana.  Una infinidad de interesantes artículos publicados en diarios de circulación nacional incluyen temas de filosofía, sociología, historia, política, y derecho.

De modo que, por su experiencia en el área de la comunicación, por el dominio de las lenguas y el lenguaje, por su dilatado ejercicio, el profesor González Tirado tiene suficientes méritos para analizar los cambios que ha experimentado en el periodismo dominicano en las últimas décadas.

“Por la acción de la tecnología, el periodismo se ha visto en la precisión de hacer una mejoría en el uso del lenguaje”, afirma. De la etapa de las máquinas de escribir, cuando las correcciones de texto periodístico se hacían con bolígrafos, han cambiado muchas cosas. Actualmente las modernas computadoras hacen maravillas.

Sin embargo, hay otros aspectos más serios y cuestionables en el cotidiano ejercicio periodístico, que se manifiestan  día a día en la prensa escrita y los medios electrónicos. Uno de ellos es la compra de conciencia de comunicadores sociales por parte de los gobiernos.

“Ese es un malestar que nosotros tenemos. Primero, porque el intelectual tiene una determinada inclinación. No es completamente indiferente. Muchos le ponen en la ropa, y usted puede detectarlos inmediatamente. Otros se cubren de alguna manera para poder dar mejor servicio a su grupo partidario, y además para poder mantenerse en una línea  y poder ser respetado, Pero de todas maneras se detecta. Uno sabe por dónde anda esto, por donde anda aquello”.

Observa que algunos  periodistas  coquetean con los gobiernos cuando se instala una nueva gestión. “Comienzan a decir esto está  bien hecho”,  y en breve tiempo,  la  gente los ubica. “Pero el tiempo te dirá cuál es su posición”.

¿Es una práctica dañina para el ejercicio periodístico?, se le pregunta. El profesor responde sin tapujos: “Yo creo que sí, porque tu te das cuenta cuando alguien está vinculado a un puesto en la sección de prensa del gobierno, tu ves a todos sus amigos o allegados en su entorno, en la búsqueda de un asiento de ese grupo, y un buen  número tu te das cuenta de lo que piensa, de lo que escribe con determinada vehemencia, de manera sistemática, y no dan su brazo a torcer”.

Del comentario  de González Tirado surge una anécdota,  que se repetía con frecuencia, entre profesores y estudiantes, en las aulas de la escuela de comunicación social de la UASD: Esos periodistas  tenían calificativos, tales como oportunistas,  chaqueteros y  trepadores. “A los muchachos de la UASD les encantaba  decir eso”.

Profesión periodística

Como catedrático de Comunicación Social,  González Tirado sostiene que  el ejercicio periodístico en sí mismo es un sector de información, de orientación, “que debe llegar  y debe penetrar, y debe descansar en el nivel de sacerdocio”.  Sin embargo, hace la salvedad de que lo malo es que el ser humano “se daña al cabo del tiempo, y no vale por donde lo deba llevar la sociedad, o lo quiera inclinar un profesorado”.

Surge, entonces, la inquietud de las prioridades materiales  de algunos reporteros,  que, en el ejercicio de la profesión enfrentan el  dilema de satisfacer mínimamente sus necesidades y las de su familia. Son profesionales que, en la mayoría de los casos, devengan salarios de hambre.

González Tirado reconoce esa amarga realidad: “Llega un momento en que el periodista está lleno de necesidades, o quiere algo más para sus hijos, su esposa, y entonces se inclina por la búsqueda más fácil”.

Plantea que el ejercicio de la profesión no debe llevarse como un sacerdocio “hasta el límite de que usted no se estrangule, ni estrangule a su familia. Eso sí, cuando usted crea que va a dar ese paso, lo debe abandonar, porque lo que no debe cumplir es esa actitud que desdice de la figura de un profesional de la comunicación”.

González Tirado entiende que el periodista, cuando abraza la profesión y la ejerce a plenitud, debe comenzar por el convencimiento de que está trabajando en una función difícil y que puede tener sus tropiezos, dificultades, si no sabe manejarse, “y tiene tropezones aunque sepa manejarse”.

¿Qué decir de la payola periodística? Enjuiciar  este tema resulta un tanto difícil, en estos tiempos. Esta práctica está enraizada y se pueden herir muchos sentimientos. Sin embargo, el profesor, por cuestión de principios, se muestra radicalmente opuesto a que los periodistas acepten dádivas y sobornos.

Insultos en los medios

Otro aspecto criticable en el ejercicio periodístico, que se observa principalmente en la radio y la televisión,  es la tanda de insultos, palabras obscenas, lenguaje soez, groserías, acusaciones temerarias y cuestionamientos a la moral de las personas.

“Pienso que esa forma de hacer periodismo es un desguace para la dignidad de la prensa y cuando hubiera alguna persona de algunas luces, de una buena formación en ese medio, en esas circunstancias, peor todavía, porque si ese periodista tiene muchas cosas que comunicar a la sociedad, se quedará solo con la cáscara. No podrá guardar la mayor cantidad de sustancia, porque al fin y al cabo, llega el momento en que la gente lo va a abandonar”. ¿Se puede superar esa práctica en el ejercicio periodístico?, se le pregunta. Y su respuesta no tiene desperdicios:  “Yo quiero decir tajantemente que se debe superar. Tiene que venir un régimen que apriete los pantalones”.

Carrera fructífera

Rafael González Tirado es un conocido profesor de lengua española y de comunicaron social que se ha desenvuelto en las áreas de esas disciplinas durante  54 años, en las aulas de educación secundaria y a nivel universitario y a través de las columnas de periódicos, revistas especializadas, conferencias, simposios, mesas redondas, etc.

Inicios

González se inicio en la cátedra universitaria, y le tocó el honor de dictar la primera clase de la escuela de sociología de la UASD. Su más larga incursión en las aulas de l  Alma Máter fue en la Escuela de Periodismo, denominada ahora Departamento de Comunicación Social, que reorganizó Freddy Gatón Arce, en 1962.

Lector infatigable de diferentes disciplinas, particularmente de  letras, historia dominicana y de América, y la ciencia de la Comunicación Social.  Ha escrito para los periódicos La Noticia, El Nacional, El Siglo y actualmente para  Hoy.

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