Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Definitivamente, sufrimos de una aguda debilidad institucional. Es como una enfermedad en los huesos, que mientras más débiles, frágiles y blandos sean, más fácilmente se quiebran, se doblan o se desintegran, con el consiguiente desmoronamiento del organismo social.

La debilidad institucional se nos muestra en diferentes formas. Una de ellas es la facultad que tienen las cámaras legislativas para modificar a su antojo la Constitución de la República en busca de los beneficios personales de senadores y diputados.

Ahora pretende un grupo de legisladores reformar la Carta Magna de tal forma que ellos puedan quedarse ordeñando la vaca del Estado durante dos años más allá del período para el cual fueron elegidos. El pretexto no puede ser más infortunado: unificar la fecha de las elecciones presidenciales con la de los legisladores y autoridades municipales.

En otras palabras, quieren retroceder, en vez de fortalecer los tímidos avances logrados con tanta sangre, sudor y lágrimas.

Los diputados y senadores serios que los hay, aunque en menor escala deberían pararse en dos patas y combatir esa peregrina idea desde ahora, antes de que cobre cuerpo y encuentre más oportunistas que la fortalezcan.

Mientras tanto, ¡pobre país nuestro! sujeto a la codicia, a la politiquería, a los caprichos de algunos que han llegado a la honrosa posición de legisladores por obra y gracia de las componendas políticas y los acuerdos de aposento… ¡Pobre país nuestro!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas