Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Un amable lector (Manuel Amaury Guzmán) me escribe para consultarme sobre cosas del idioma. Craso error, porque no soy ni presumo de ser tan buen conocedor de las reglas del lenguaje como para invadir el movedizo terreno de los filólogos.

Pero tampoco voy a dejar con la palabra en la boca al atento amigo que me escribe, y como atrevido que soy, esbozaré por lo menos mi opinión.

Tras explicarme que en sus años de estudio de la lengua española tuvo el privilegio de obtener sus conocimientos en el Seminario Santo Tomás de Aquino, dirigido en ese tiempo por los jesuitas, bajo la rectoría del reverendo padre José Luis Posada, el señor Guzmán plantea lo siguiente:

«Desde hace algunos años se han puesto de moda, las palabras «conversatorio» y «consensuado». La primera no la he encontrado en el pequeño Larousse, pero es una edición del 1994 y desconozco su aceptación por la Academia de la Lengua Española. La segunda, sé que está aceptada, sin embargo no me parecen muy apropiadas. También recuerdo haber aprendido que el artículo ( el ) se utiliza para determinar el género masculino, y ( la ) para el género femenino; y que cuando uno se refiere a ambos, debe usar ( los ). Pero observo que últimamente, al escribir los políticos en los periódicos o en sus alocuciones por radio o televisión, así como en sus conversaciones, cuando se refieren a ambos sexos, especifican con mucho insistencia, «los» y «las».

Sobre «conversatorio» y «consensuado», el diccionario nos dice que conversatorio es una reunión concertada para tratar un tema, y consensuar es adoptar una decisión de común acuerdo entre dos o más partes.

En cuanto a ese afán puesto de moda, de identificar a «los periodistas y las periodistas», «los escritores y las escritoras», «los policías y las policías», a mi personalmente me parece una necedad, además innecesaria, porque las reglas del idioma en ese sentido son bien claras al establecer que el masculino rige para ambos géneros. No es cuestión de machismo ni de feminismo, sino de gramática.

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