«Conozco a un preso preventivo inculpado de robo agravado; ha elevado una docena de solicitudes de libertad bajo fianza y la respuesta ha sido la misma: la negativa recurrente. Mi amigo no tiene fortuna, robó para cumplir con imperativas obligaciones de subsistencia. Nunca ha tenido un pasaporte, ni siquiera conoce a Haití. Sin embargo, para los jueces que tienen la potestad de conceder su solicitud ‘existen riesgos de que el inculpado eluda con su fuga los requerimientos judiciales inherentes a su proceso’. De él nadie sabe, su presencia en el sistema penitenciario es una cifra irrelevante».

Con esas palabras comienza el editorial de la revista Gaceta Judicial correspondiente a enero pasado, que pone en evidencia la tragedia de los presos que no tienen riquezas ni amigos influyentes para librarse de las terribles consecuencias que se derivan de la burocracia judicial.

Es una pena que, por obvias razones de falta de espacio, no pueda reproducir aquí el citado editorial; pero invito a todos a que busquen la citada revista y lo lean completo.

Se dirá que burocracia hay en todas partes, y sobre todo en las dependencias del Estado. Es cierto, pero duele más cuando se está en la cárcel, y máxime si se trata de una cárcel dominicana. En cambio, los implicados en los llamados «expedientes VIP» reciben trato privilegiado, atenciones excesivas y libertades bajo fianza sin dilación ni dificultad alguna.

No se puede negar que la justicia en nuestro país ha dado pasos agigantados hacia adelante en los últimos tiempos. Pero todavía tenemos mucho camino por recorrer. Porque, como dice el editorial cuya lectura recomiendo, «la justicia es una reserva que no podemos poner en juego» y no podemos, con decisiones privilegiadas, subvertir «la fe que la nación ha puesto en esta nueva justicia».

LA FRASE DE HOY: «La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días.» (Johann Wolfgang von Goethe).