– El hogar es un lugar que deseamos abandonar mientras crecemos, y al que anhelamos volver mientras envejecemos. (Rod Mokmen).
– La fuerza es el derecho de las bestias. (Marco Tulio Cicerón).
– Mi padre siempre solía decir que, al morir, si contabas con cinco buenos amigos, tuviste una vida grandiosa. (Lee Iacocca).
– No es preciso tener muchos libros, sino tener los buenos. (Lucio Anneo Séneca).
– El destino es el que baraja las cartas, pero somos nosotros los que las jugamos. (Arthur Schopenhauer).
– Cada cual es como Dios lo ha hecho, pero llega a ser como él mismo se hace. (Miguel Servet).
– Primero la libertad; después, todo lo demás. (Jesús García).
– Experiencia es el nombre que damos a nuestros errores. (Oscar Wilde).
– Nadie se conoce a sí mismo hasta tanto no ha sufrido. (Louis Charles de Musset).
– Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos. (Gustavo Le Bon).
– Perdona a tu hijo si confiesa su falta, también si la oculta, pero no si la niega. (Pitágoras).