)Qué estás haciendo?

Nada.

Pues vamos a hacer algo.

Alguna vez en la vida hemos escuchado o sostenido un diálogo como éste. Pero hay un error en él. Porque estar sin hacer nada es hacer algo. Cuando estoy inactivo, tirado en un sillón, por ejemplo, estoy haciendo algo, que consiste precisamente en estar inactivo tirado en un sillón durante cierto tiempo.

No se crea que esto es simplemente un juego de palabras. Muchos momentos de ocio pueden ser más provechosos que realizar un trabajo improductivo o, peor aún, dañino. El descanso, que mucha gente considera como no hacer nada, prepara la mente y el cuerpo para acciones positivas que talvez no podrían ejecutarse si se estuviesen haciendo otras cosas.

Es como el vacío, definido como la ausencia total de contenido. En realidad, el vacío no existe, pues esa área o ese volumen donde no hay nada, está lleno precisamente de vacío.

No se deje convencer por aquellos que piensan que siempre hay que estar haciendo algo, en el sentido tradicional de la palabra. Dedíquele su tiempo, de vez en cuando, a la entretenida tarea de no hacer absolutamente nada, convencido, eso sí, de que no hacer nada equivale a hacer algo.