Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

A tiro limpio y con un saldo de dos personas muertas terminó el domingo un «bandereo» en Los Alcarrizos. ¡Vaya manera de hacer política, para que otro suba al poder!

No entiendo cómo la gente se tira a la calle para seguir en caravana, bajo el cálido sol o la implacable lluvia, a unos cuantos políticos vendedores de ilusiones que nunca llegan a materializarse. ¿Será porque han perdido ya toda esperanza y no les queda nada por perder?

El suceso de Los Alcarrizos es, sencillamente, uno más de una larga cadena que viene desde años atrás. Movidos por un entusiasmo difícil de explicar, o aguijoneados por una vil paga con la que se pretende comprar conciencias, muchos jóvenes y no tan jóvenes salen a agitar banderas de los diferentes partidos, como si con ello fueran a convencer a los demás para que cambien su ya firme intención de voto.

Eso no sería nada, si no fuera por el ingrediente de belicosidad que exhiben algunos de los bandereros, cuando su grupo se disputa con un equipo adversario el derecho a estacionarse en una esquina determinada. Los resultados de estos choques… ahí están, en Los Alcarrizos.

Si de algo sirven estas palabras, que sea para convencer a alguien, aún sea a una sola persona, de que la próxima vez que la busquen para un bandereo, mande a freir tusas a quienes le propongan tal desatino!

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