Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Sin ser médico, hace días que estoy por decir mi opinión sobre los extendidos rumores que hablan de supuestos secuestros de niños para extraerles sus órganos con fines comerciales.

La versión que ha corrido de boca en boca es que hay una banda que se dedica a secuestrar niños con el fin de sacarles su corazón, o sus pulmones, o sus ojos, o su hígado… en fin! cualquier órgano que después venderían a gente muy rica del extranjero, para injertárselo a otro niño que lo necesitaría para poder sobrevivir. Un negocio macabro, si fuera verdad.

La primera razón para restarle veracidad a esa leyenda, es que la he escuchado también en otros países. Demasiada coincidencia. Por otra parte, siempre he pensado que una extracción y trasplante de un órgano no es algo tan simple y sencillo.

Precisamente ayer he recibido un email firmado por Fernando Morales B. sobre el mismo tema, que me anima a tratarlo con ustedes, amables lectores. Sostiene el citado corresponsal que con esas «leyendas urbanas» atemorizamos a sectores que, a la hora de consentir una donación de órganos y tejidos de un familiar querido que ha muerto y puede dar vida a más de 6 pacientes con enfermedad orgánica terminal, quizás confundido con estas historias su decisión sea negar esa posibilidad de aquellos que necesitan de un órgano para seguir viviendo.

Señala, además, que para la realización de un trasplante renal, por ejemplo, deben trabajar en equipo cerca de 25 profesionales de la salud; en uno cardíaco cerca de 50; alrededor de 100 para un trasplante hepático…. lo que hace imposible la existencia de una banda de capaz de hacer esto. «El único tráfico de órganos que existe apunta es el de la venta de un órgano par, como el riñón, (con el contubernio de algunos médicos) por alguien desesperado por la miseria en que vive y que con este acto, cree resolver parte de sus necesidades.»

Así, pues, queridos amigos, no tiene sentido eso de los secuestros para robar órganos.

LA FRASE DE HOY: «Necesité de mucho ruido para apreciar el silencio».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas