En Grecia eran coronados con ramos de olivo los que habían prestado grandes servicios a la patria; también los vencedores de los juegos olímpicos eran coronados de igual forma. Por aquél entonces, la rama de olivo ya era símbolo de la paz.

De ahí viene que cuando alguien quiere estar en paz con otra persona, le extiende, simbólicamente, una rama de olivo.

A raíz de las elecciones dominicanas, llevo nota de por lo menos dos ramos de olivo que han sido ofrecidos, pero todavía no he tenido noticias de que ninguno de ellos haya sido aceptado.

Uno lo ofreció el presidente electo Leonel Fernández a sus detractores del PPH, con el presidente Mejía a la cabeza, quienes le dijeron de todo. )Cosas de la campaña? Bueeeeno… Dudo mucho que ese ramo sea recogido, aunque debiera, por el bien del país.

El otro también le fue ofrecido al PPH, pero por su archirival interno Hatuey Decamps. Una buena oportunidad para que el PRD pueda reestructurarse con posibilidades de éxito, lo que también sería saludable para el país. Ya veremos hasta donde llega la flexibilidad de los políticos.

Con ramos de olivo o sin ellos, la nación reclama ahora que sus hijos zanjen sus diferencias y trabajen juntos para sacarla del hoyo en que se encuentra. Aunque después, dentro de cuatro años, volvamos a enfrentarnos en la lucha por la silla de alfileres.