Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

En todos los despachos de los Secretarios de Estado y de ejecutivos menores a lo largo y ancho de la administración pública, cuelga, a espaldas del funcionario, un retrato de buen tamaño del Presidente de la República. Puede ser que haya por ahí alguna excepción, pero la regla es esa, no solamente en este gobierno, sino también en los anteriores.

Es, quizás, una señal de respeto o de lealtad. No voy a discutir el fondo. También es posible que esta costumbre se practique en otros países, al igual que aquí. Pero para los fines de este comentario, eso a mí me da par de dos.

Yo pienso que la entronización sistemática en las oficinas públicas de un retrato del funcionario de más poder es un remedo de la «era» de la dictadura, ya superada. En esa época todo, absolutamente todo, giraba en torno a la figura del tirano. En todos los pueblos la plaza principal se llamaba Trujillo, la calle más importante era la Calle Trujillo, las escuelas llevaban su nombre, su efigie estaba en las papeletas de 20 pesos, los mejores merengues eran de loa a Trujillo, casi todas las bodas y bautizos eran apadrinados por Trujillo, la montaña más alta era el Pico Trujillo, en los hogares había una plaquita que decía «En esta casa Trujillo es el Jefe»… y hasta la capital de la República se llamaba Ciudad Trujillo. Entonces, era lógico que en cada oficina pública colgara un cuadro con el retrato de quien lo daba y lo quitaba todo… hasta la honra de las personas.

Pero ya no es así la cosa. )No sería mejor que en vez de una foto del Presidente de la República (sea quien sea), las oficinas públicas luzcan un cuadro con el Escudo Nacional o con un retrato de Juan Pablo Duarte?

Ahí dejo la sugerencia. A Hipólito Mejía ya no le va a dar tiempo de ponerla en ejecución, pero Leonel Fernández sí podría implementarla, desde ahora… Sería un bonito gesto…)verdad?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas