Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Siempre he sostenido que el tema haitiano ha sido y es subestimado por los dominicanos. Solamente nos acordamos de Haití cuando esa nación es sacudida por grandes disturbios políticos o sociales, o cuando descubrimos que el frutero de la esquina es ahora un haitiano que a lo mejor está ilegalmente en el país.

Pero Haití es mucho más que eso, especialmente para los dominicanos. Para muchos de nosotros el tema es una malapalabra. Todo lo haitiano es dañino, repugnante, perverso. En cambio, para otros los haitianos merecen tanto respeto como cualquier otro ser humano, y nuestras relaciones con el vecino país deben ser privilegiadas e importantizadas.

Se trata de posiciones filosóficas o patrióticas que enfrentan a diversos factores del conglomerado nacional. Yo, por mi parte, de lo que estoy convencido es de que, por hache o por erre, los dominicanos desconocemos todo lo concerniente a ese pueblo que, gústeno o no, tenemos pegado en nuestras propias narices… ¡y para siempre!

Pienso que en nuestras escuelas y universidades deberían estudiarse más a fondo la historia y la geografía de Haití, y que cuando la paz social vuelva a reinar en esa tierra vecina, se promuevan mayores intercambios culturales y deportivos entre los dos pueblos. De esa manera aprenderíamos a convivir mejor y talvez podríamos ponernos a la par con la mayoría de los haitianos, que sí saben mucho de nosotros y hasta nos hablan en nuestro propio idioma.

Somos un pueblo muy parejero, eso tenemos que admitirlo, y nos creemos ser los papaúpas de la matica en relación con los haitianos, cuando la verdad es que ellos nos conocen mejor a nosotros que nosotros a ellos. Por lo tanto, nos llevan ventaja.

LA FRASE DE HOY: «No se tome la vida tan seriamente; total, nadie sale vivo de ella».

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