Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

La era de Trucutú no ha terminado. Con garrotes reales o dialécticos es la única forma en que mucha gente sabe resolver sus problemas. A veces porque se piensa que es más fácil y rápido persuadir al adversario con agresiones verbales, y en otras ocasiones porque se tropieza uno con funcionarios sordos que obligan a cualquiera a buscar un instrumento contundente para batirse en duelo a puros mandarriazos.

Un buen ejemplo de ello es el caso de la estación de peaje que la Secretaría de Obras Públicas construye en la carretera Mella, dentro de la jurisdicción del municipio de Santo Domingo Este, haciendo caso omiso a una resolución del Ayuntamiento de esa demarcación, que se opone a la instalación de la mencionada estación.

No sé, ni me interesa saber, si es bueno o malo cobrar el peaje en el lugar del conflicto. Lo que no comprendo es por qué dos instituciones nacionales, como son Obras Públicas (o sea el Poder Ejecutivo) y el Ayuntamiento de Santo Domingo Este, no saben ponerse de acuerdo para construir o no la estructura de la discordia, y prefieren jalarse las greñas públicamente.

Es de antología una fotografía publicada ayer en la prensa, que muestra al señor síndico de Santo Domingo Este en el lugar de los hechos con una mandarria en la mano, sin que hasta la fecha se sepa si era simbólica o si realmente estaba dispuesto a derribar lo construido.

El pleito está casado y el Ayuntamiento, mandarria en mano, dio un plazo hasta hoy al mediodía para que se paralice la construcción. Obras Públicas, hasta ahora, no ha hecho caso al reclamo. Como decía el narrador deportivo cubano Rubí: no se vayan, amigos, que esto… (se pone bueno!

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