Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Estuve en Panamá durante estos últimos días, participando en un cónclave de periodistas que discutían la forma de contribuir a frenar la corrupción en la Amérita Latina. En esa conferencia, auspiciada por el Centro Latinoamericano de Periodismo, aprendí muchas cosas, entre ellas que el período de transición presidencial en Panamá dura (cuatro meses!

(Ciento veinte días entre la fecha de las elecciones y la de entrega del poder para iniciar un nuevo período constitucional! Nosotros tenemos, en la República Dominicana, tres meses para hacer el cambio… y (es demasiado!

En noventa días, o en cuatro meses, un gobierno saliente tiene tiempo para hacer todas las travesuras o indelicadezas que se le ocurran (para usar el léxico del presidente Mejía), y para prefabricar todas las apariencias del caso para que esas irregularidades nunca se descubran o puedan ser castigadas.

Ignoro cuál es el plazo establecido en otros países para realizar el cambio de mando político, pero sea como sea, tres o cuatro meses es demasiado.

Se habla mucho de reformas constitucionales en nuestro país. Pues bien, una de ellas tiene que ser para reducir el período de transición, que es actualmente un «a la garata con puños» para hacer y deshacer entuertos con tiempo suficiente, antes de que llegue el nuevo dueño de la fiesta.

Tomen nota, los señores constituyentes a quienes les corresponderá modernizar el Estado. Ahí tienen un buen punto de agenda para acercarnos al Estado ideal.

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