Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

Rafael Molina Morillo – Mis buenos días

La tragedia de Jimaní que no es sólo de Jimaní, porque ha habido daños similares en otras zonas del país da lugar para ciertas reflexiones.

Por ejemplo, alguna gente reaccionó contra la publicación en varios periódicos de macabras fotos que mostraban cadáveres apilados brutalmente, en escenas semejantes a las que aparecen en los documentales de televisión que nos recuerdan las fosas comunes de los campos de concentración nazis durante la segunda guerra mundial.

Me consta que en más de una sala de redacción se discutió si era necesario publicar esas fotos. Prevaleció el criterio de que sí era útil hacerlo, primero porque ningún director de periódico tiene derecho a decidir lo que sus lectores deben saber y lo que deben ignorar; y segundo, porque publicando esas imágenes el país se daría cabal cuenta de la magnitud del drama.

Después se planteó el tema de por qué los cadáveres de las víctimas estaban desnudos y ni siquiera fueron cubiertos con sábanas o envueltos en esas bolsas especiales que se utilizan en casos de accidentes o similares. La respuesta fue que no había bolsas suficientes.

Si tenemos en cuenta que hasta ahora solamente se han contado unos 400 cuerpos sin vida, hay que concluir en que en el país no había ni siquiera 400 de esas bolsas o fundas. Algo inexplicable, si tomamos en cuenta que estamos ubicados en una zona de desastres meteorológicos o telúricos, y lo más sensato sería estar preparados con algo tan elemental para cualquier desastre.

Hay que racionalizar el gasto público. Gastamos mucho en cosas innecesarias o menos prioritarias, pero somos poco previsores para otros asuntos de mayor significación, aunque menos costosos.

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