Rafael Núñez Grassals
Un análisis sobre la prensa y periodistas

<P><STRONG>Rafael Núñez Grassals</STRONG><BR>Un análisis sobre la prensa y periodistas</P>

El veterano periodista y catedrático universitario analiza la densidad informativa, la capacidad de análisis de los periodistas, la influencia de los salarios en el producto periodístico y la formación que ofrecen las escuelas de comunicación social del país.

Rafael Núñez Grassals, periodista, profesor universitario, formador de periodistas, toca una fibra sensible en el ejercicio de la profesión que le ha tocado enseñar: En buena parte del cúmulo de información que actualmente se sirve al público en los medios de comunicación hay, hasta cierto punto, un respeto menor por el dato.

En otras palabras, el veterano comunicador avala su criterio en  que con el pretexto de la profundización y del análisis, “de pronto mezclado con trocitos de la realidad, se va mezclando una serie de subjetividades y de preferencias del medio o del redactor que interviene en el medio”.

“Entonces, de pronto, me queda la perplejidad de si ese tipo de producto informativo está realmente respetando la realidad del dato. Y ese es el punto. Por ejemplo, aprovechando las facilidades de la tecnología para manejar recursos interactivos e intervenciones del auditorio en el producto del medio, de pronto tú ves que hay un paquete de cosas mezcladas donde hay información, comentarios diversos, intentos de análisis que no llegan a ser análisis acabados y opiniones,  digamos ‘libres’”.

Todo ese amasijo de cosas parecería configurar una especie de “Torre de Babel”. De modo que el catedrático y profesor de Comunicación Social  comenta que le  queda la perplejidad de si con ese apabullamiento de productos de medios, de elementos que se lanzan a través de los medios de comunicación, “no se estará enmascarando una realidad más inquietante”.

Ilustra con un ejemplo su análisis sobre el periodismo que se ejerce en el país: La difusión de noticias en medios líderes, que han universalizado el concepto de información continua. Cita a CNN, que transmite en inglés y en español.

  “Nadie niega la bondad  de contar precisamente con eso, con información continua. El asunto es dónde queda  el espacio para procesar esa información. Si el atosigamiento, bajo ese pretexto de darte la información continua, no encierra también una cierta incapacidad para el análisis y llegar a las causas profundas de las cosas que están ocurriendo, y ya no en capacidad, sino en un ocultamiento deliberado de esas causas”, reacciona.

Hay otro aspecto relevante de esta temática, y es el problema de que los periodistas que pretenden ir al análisis de la cosa, en el medio mismo donde laboran no se le da importancia a esto, y no le reservan el espacio ni el tiempo necesario al comunicador que tiene ese tipo de preocupación.

  “Los medios suelen recurrir, para buscar explicaciones causales de las cosas que vienen ocurriendo, a  voces expertas, al saber experto. Pero me preocupa también que haya una cierta preferencia, que cada medio tiene su experto favorito, normalmente vinculado por razones de consultoría o de cualquier otra cosa a algún estamento de poder”.

De esa forma, detecta  Núñez Grassals, los más independientes y los más radicales son los más ausentes. “Todas estas cosas para un periodista debe ser motivo, si no de preocupación, por lo menos de estudio”.

¿Avance en el periodismo? La percepción que tiene Núñez Grassals de si hemos avanzado o retrocedido en el ejercicio periodístico en las últimas décadas depende  “de la noción de avance o de progreso que estemos manejando”.

 Obviamente, apunta el catedrático, profesor  y periodista, a la fecha de hoy, todos los medios cuentan con  más apoyo tecnológico, mayores recursos financieros, un personal más abundante, un mayor número de empleados, secciones más diversas en los diarios de circulación nacional, etc.

Y, evidentemente, desde el punto de vista cuantitativo es notable ese tipo de avance, pues los medios de comunicación son más completos  en cuanto a la diversidad de cosas y secciones que presentan a sus lectores. “Ahora, el criterio varía  o los resultados del análisis varían si medimos esa cuantía de recursos tanto en lo relativo a los recursos humanos como a los recursos tecnológicos o recursos financieros, si la medimos con la calidad del producto que circula, desde el punto de vista de la densidad informativa y de la penetración informativa”.

En la actualidad hay más medios, más material circulante.

Núñez Grassals se plantea el interrogante de si esa multiplicidad de voces, los centenares de medios que nos bombardean con informaciones, implica alguna diferencia sustantiva, ¿o no serán unas pocas voces las que están diciéndolo todo?

 “Si observas  los diferentes periódicos, telediarios, radiodifusoras que tienen material informativo, los opinantes son siempre los mismos, o sea, hay una minoría que interpreta el mundo para el resto de la humanidad”.

Agrega otra dimensión del problema del ejercicio periodístico en el país. Lo formula con una interrogante: ¿Qué es lo que están entregando las escuelas de periodismo a los medios? Y responde: “Al día de hoy, tú tienes un producto muy pobre que sale de las universidades”.

“Pero, al mismo tiempo, tienes unas escuelas de periodismo aisladas del medio periodístico y universidades también aisladas de problemática social nacional e internacional”. Las críticas de Grassals alcanzan al sindicato y al  colegio que agrupa a los periodistas. “Eso es penoso. Los dirigentes gremiales convocan a los periodistas para estudiar aspectos que tocan la esencia de su profesión y van veinte o treinta personas, cuando son miles de periodistas en todo el país”.

Salarios de hambre

“No todos los salarios en la prensa son de hambre. Los hay respetables. Pero yo no concibo un reportero manejando las cuestiones políticas, económicas, sociales o lo que sea, ganando tres cheles. Eso equivale a una tortura.”

“¿Tu te imaginas a un periodista que viva en Katanga, Los Mina, que viene  corriendo para acá, en chancletas, para incorporarse a una redacción y que se le asigne un almuerzo con la banca, con el liderato político? Es un cerebro partido en dos ¿entiendes? Es en chancletas que viene a los manjares, a los vinos. Ese administrador, editor, ese ejecutivo que mantiene a ese reportero en eso es un torturador. El perverso no es el reportero que coge dos pesitos, sino el otro, que lo lleva a esa situación.

Lo otro es lo que se manifiesta a nivel de calle. Es ese peseteo, ese cheleo. Anja, ¿y arriba? Usando el medio para extorsionar, o para presionar concesiones indebidas. El problema es muy complejo y la gente tiende a ver al infeliz, al periodista. No vamos a justificar a ese infeliz periodista, que no sabe soportar su hambre y morirse de hambre con honor.

¿Y el otro, que se atreve incluso a presionar a un Estado, a un gobierno, a un gobernante?

Esta es una sociedad que hay que cambiarla entera, como un guante. No sólo a la prensa. La prensa tiene ese nivel de compromiso, de encubrimiento y de perversidad”.

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