Rafael Pérez Concepción: De Barcelona
a Santo Domingo o la búsqueda insaciable…

Rafael Pérez Concepción: De Barcelona <BR>a Santo Domingo o la búsqueda insaciable…

POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Sombras & Lunáticos fue una exposición apenas en el año 1999, de Rafael Perez Chepe (1975), la recuerdo por sus obras frescas y el ambiente de la sala de Casa de Bastida, todavía el Basticidio no se había efectuado, y si pienso bien: fue de las exposiciones que despidió aquel espacio de árboles, lunas y pinturas, pequeña memoria adolorida de lo que pueden el poder y la ignorancia contra el arte sin defensa…

Prefiero Sombras & Lunáticos a Corn flake, realizada de modo apresurado un año luego, es decir en el 2000, con este trabajo Rafael Pérez Chepe hacía una pausa para viajar a Barcelona.

Las claves del conocimiento cosmopolita, bien aprovechadas, comprometen los destinos y las obras de los artistas, especialmente esos artistas que tienen una conciencia real de sus deseos y aspiraciones.

En la Galería El Espacio, ahora Rafael Pérez Chepe nos presenta bajo el título de Missing Tourist (Salvemos Ryan), sus obras recientes, ellas incluyen bocetos de dibujos a veces esperpénticos realizados en las calles y plazas de Barcelona con la afición de quien sabe que la disciplina es básica para hacer la proyección de una carrera.

Como artista Pérez Concepción, porque Chepe es un alias de batalla por la Zona Colonial, tiene un excelente sentido del humor y trata de construir un discurso pictórico vinculado a un mundo urbano cuyos códigos conoce, dada su edad y su generación, que es la del Coro.

Entre aquella exposición, de 1999 y esta del 2004, se notan cambios y dominios, depuración en el abordamiento de los tratamientos crómaticos y de modo coqueto e inteligente un curioso acercamiento consciente a la obra de Rafael García Cordero, especialmente en su cuadro de oleo sobre tela, Missin Tourist, Salvemos a Ryan.

Ironías, sátiras visuales, juego de palabras y cultivo de imágenes inéditas ofrece en esta muestra Rafael Pérez Chepe, con quien su Sammyland hace una real parodía costumbrista con gráfico acento naif.

En la búsqueda de Rafael Pérez Chepe se puede encontrar la auténtica inquietud que debiese marcar el trillo de su propia generación, porque nuestras escuelas los paren, los “jondean” a la calle y ellos, si su vocación es profunda y sentida, deben hacer camino al andar. En este sentido, la obra reciente del artista y duende selecto de la Zona Colonial pone de manifiesto el interés por el conocimiento, la búsqueda insaciable, para crear una obra de la que actualmente se sabe que es interesante, pero incipiente y que queda mucho sendero por recorrer. La conciencia de lo escrito anteriormente, le ayuda para agotar cada fase importante de su formación definitiva, hecha a conciencia.

Uno de los dramas de la generación de Rafael Perez Chepe, ha sido justamente salir a la calle sin una formación definitiva y luego de intentos y frustraciones o dejar la carrera, alquilarse para hacer copias encerrados en lugares lejanos o tener el acierto de huir con el instinto de la salvación de su vocacion y carrera, es el caso de jóvenes pintores como Walking Rodríguez, hoy en Francia o José Polanco y Adriano Reyes en Barcelona, España.

En cierta medida, ha existido una reflexión sobre el tema del espacio nacional y el destino de la vocación de estos jóvenes, en quienes junto a Pérez Chepe, tiene República Dominicana la impronta de excelentes artistas del futuro.

Estas obras recientes de Rafael Pérez Chepe dan un alerta claro hacia un artista a quien hay que continuar dando seguimiento, porque en cada obra se nota la ascendencia y una preocupación para construir algo que veremos alguna vez…

Juego de luz hacia unos matices más claros que en sus primeros cuadros, pero se observa también el crecimiento en proceso evolutivo de un excelente uso del color, mayor libertad en las composiciones y un gran divertimento en figuraciones y bocetos de los dibujos.

En medio de un ambiente sombrío y de propuestas no muy convincentes, Rafael Pérez Chepe entusiasma y crea el asombro, que en estos tiempo es casi un exceso…

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