Rafael Smith Un hotelero con alma deportiva

Rafael Smith Un hotelero con alma deportiva

POR CRISTINA MARRERO
Punta Cana.- Si no fuera por su camisa de manga corta rosada o amarilla que usa en el hotel, dejando de lado el traje que caracteriza a los gerentes de hoteles, cualquiera diría que se trata de un baloncentista de la NBA o uno de los históricos trotamundos de Harlem, que está vacacionando en el hotel Ocean Blue Punta Cana.

La realidad no está muy lejos. Su estatura y complexión, fuerte y en forma, delatan al jugador que una vez fue y que a pesar de sus ocupaciones hoteleras, de vez en vez, se reúne con la Liga Añeja de Baloncesto para recordar sus buenos tiempos en el tabloncillo.

Y es que, para Rafael Alberto Smith Ortega, haber saltado de las canchas a las oficinas de los hoteles, significó el cambio más drástico e importante de su vida.

Su historia parece un rompecabezas de mil piezas, que viéndolas sueltas, no encajan ninguna: baloncesto, medicina, golf, hotelería y tenis, son sólo algunos de los elementos que resultan difíciles de relacionar; hasta que su voz, clara y pausada, arma los retazos de su propia vida.

“Me crié en las canchas de baloncesto. Jugué con los clubes Plaza Independencia, Naco, Los Prados y también en San Lázaro. Además, fui miembro del equipo de la Selección Nacional por muchos años”, explica, con una risita que parece acompañarlo siempre.

Para este ciudadano de dos tierras (Jamaica y Dominicana), el baloncesto fue una de las herramientas, que junto a su madre, lo formaron como un adolescente ejemplar. De su padre John Smith (fallecido), nacional jamaiquino, heredó unos siete hermanos mayores, de quienes habla como un buen hermano.

Rafael Smith, como prefiere que lo llamen, se crió con su familia materna. De su madre Rosa Emilia Ortega, aprendió la entrega y dedicación que se necesitan para mantener una armonía entre los estudios y el deporte, ya que durante sus años de estudios, el baloncesto no sólo fue su gran pasión, sino que le proporcionó todas las becas con las cuales se convirtió en profesional. Primero en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), durante casi nueve años, específicamente en la escuela de Medicina. En el último año se cambió a CENTEC, que fue cerrada por la supuesta venta de títulos falsos. Trató de retomar sus estudios en la UASD y si no fuera porque resultó imposible, hoy estaría en las salas de un hospital, ejerciendo la profesión de Hipócrates. Pero no importa cuán bella resulte la medicina, su vocación estaba fuera de los hospitales.

“Me seguí refugiando en el baloncesto y a la vez daba clases de inglés en la Universidad O & M, hasta que en 1987 se me ofreció una beca para estudiar Hotelería en la Universidad Interamericana (UNIBE), a través de quien era mi entrenador en Naco, Pedro David Curiel. Esa fue la oportunidad de mi vida. Allí me gradué y hoy, gracias a esa oportunidad, soy un hotelero de carrera muy satisfecho”, aseguró el hoy gerente general de Ocean Blue Punta Cana.

A partir de ese momento la vida profesional de Rafael Smith evolucionó de forma acelerada. Tuvo que elegir entre el baloncesto y la hotelería, eligiendo la segunda, en plena facultad atlética. “Yo quería jugar baloncesto, pero también quería ser un profesional y logré llevarlos los dos y muy bien. Cuando llegó el momento de elegir fue una elección muy difícil, pero entiendo que tomé la decisión correcta”, agrega este ejecutivo hotelero, que además de la carrera, obtuvo una certificación de posgrado en la Universidad de Cornell, en Ithaca, New Cork, de Nueva York, la institución más reputada del mundo, en el área hotelera.

Sin duda, fue una decisión correcta. Ya que su primera experiencia como hotelero fue en Casa de Campo. Allí estuvo desde 1990 como asistente de gerente, hasta 1993, cuando lo enviaron a Venezuela para dar apertura al hotel Casa del Sol, en isla Margarita.  Su disciplina y estilo brillaron tanto, que no lo dejaron ir. Durante un año fungió como gerente residente y por otro año más como gerente general.

En 1994 retornó al país para formar parte de la cadena Ahmsa y tres años después con Allegro Resorts, en hoteles como Laguna Mar, en Venezuela, Jack Tar Village, Montego Bay, en Jamaica y Allegro Cozumel, en México.

Hoy día, específicamente desde octubre del pasado año, es parte de la familia de Ocean Blue. Allí se ha integrado junto a su esposa Nereyda Pérez de Smith y sus hijos, Rafael Alberto y Alejandro Javier, de 15 y 13 años de edad, respectivamente, entregado en cuerpo y alma a ellos, a su trabajo y de vez en cuando a deportes como el golf y el tenis. 

A corazón abierto

Comida favorita: Locrio de guinea
Música: Jamaiquina, Latin Jazz y Jazz Pop
Escritor: Juan Bosch e Isabel Allende
Un libro: La Mañosa

Perfume: “Cualquiera que vaya con mi fragancia de cuerpo. De acuerdo al estado de ánimo, hora y tipo de ropa. Prevalece la madera.”

Día: Sábado, porque es el día de jugar golf

Hora: “6:00 a. m., la hora que me despierto todos los días. Es el momento que me dice que estoy vivo.”

Admira: “Mi esposa, Nereyda Pérez de Smith.”

Un color: Azul

Película: Midnight express

Un actor: Al Pacino, Dustin Huffman y George Clooney

Una actriz: Nicole Kidman

Un cantante: Bob Marley

Una canción: Stir it up

Una fruta: Mango

Una bebida: El batido de lechosa con agua y el café

Mal hábito: “Carácter bastante fuerte y a veces hago daño inconscientemente a gente que quiero.”

Temor: La muerte

Se define: Humano

Un deporte: “Actualmente golf. Por el resto de mis días, el baloncesto.” 

Rafael Smith

“Lo esencial en este trabajo es el contacto con el ser humano”

Con Rafael Smith todo es posible. La idea de que el ejecutivo principal de la compañía esté dirigiendo el sistema burocrático, desde un punto muy lejano a los demás mortales, no es concebible en la mente de este gerente. Ya a nadie le causa sorpresa verlo pasearse por las instalaciones de Ocean Blue recogiendo las copas sucias de una mesa o saludando a los huéspedes como si fueran grandes amigos. Quizás, esa sea la clave de su éxito profesional.

“Lo esencial para mí en este trabajo es el contacto con el ser humano. Yo todavía creo en el ser humano y eso lo llevo a mi filosofía de trabajo. Para mí esto no es un trabajo, es un estilo de vida. Cada día al levantarme le doy gracias a Dios de que me ha dado la oportunidad de tener esta carrera, de poder ejercerla a plenitud”, expresa Rafael Smith.

Su regla de oro representa el sueño de cada empleado. “Lo principal para mí son los empleados y antes que empleados son seres humanos igual que yo. Por lo tanto, requieren del respeto que yo requiero para mí como ser humano y eso es lo que yo les brindo a ellos. A partir de ahí es que empiezan a ser empleados o subordinados míos”, agrega.

Asegura que cuando el punto de partida es el respeto, lo peor que puede pasar es que les vaya bien en la relación, pues hay una necesidad mutua: “Yo sin ellos no puedo hacer el trabajo. Si ellos no se compenetran con la filosofía de la empresa es imposible que los resultados se obtengan”.

El buen humor, carisma y sonrisa de los dominicanos, son herramientas que también le facilitan mucho su trabajo. Él, que ha tenido la oportunidad de viajar a diversos países y comparar cada estilo hotelero, entiende que este país es único en proyectar entusiasmo a los visitantes.

“Es increíble la apertura de nuestra gente. Sabemos, que puede que el dominicano no tenga con qué comer esta noche, pero nadie se da cuenta porque la alegría, el entusiasmo, el merengue, la bachata y el jolgorio prevalecen. Nosotros les transmitimos eso a las personas y a veces compensamos ciertas deficiencias a nivel de servicio que podamos tener. La gente pasa por alto detallitos de servicio, simple y llanamente, porque la gente lo trató bien”, expresa el hotelero.

Aún así, la filosofía del hotel demanda excelencia en todos los aspectos. Razón por la cual, Rafael Smith se siente identificado y satisfecho. Cuando habla de su trabajo en Ocean Blue se le iluminan los ojos y denota lo mucho que ama su labor y su entorno.

“Admiro que el sistema está muy bien concebido en esta propiedad, con las áreas segmentadas por momentos. Durante el día las actividades se concentran en el núcleo central, donde están las piscinas y la playa. En la noche todo se traslada al boulevard donde están concentrados los restaurantes, bolera, teatro, discoteca y casino. Esto permite que al que no le gustan las actividades, que se acuesta temprano, que quiere quedarse en su habitación relajado, no sea molestado por el movimiento y la actividad”, explica con entusiasmo.

“Creo que ahí se ha basado el éxito: factor humano, la entrega del empleado, la separación de áreas y por supuesto, la diferenciación que tenemos de servicios”, agregó, refiriéndose a los siete restaurantes de especialidades que posee Ocean: dominicano, americano, mexicano, de mariscos, gourmet, italiano, uno de carnes, un bar rock con atracciones deportivas y un estar de para la degustación de cafés, tés y postres.

Finalmente, no sorprende tanto amor y pasión. Después de todo está hablando de su morada, el lugar que ha convertido en el hogar de él y su familia. Un motivo más para desear que sus huéspedes se sientan en casa.

Perfil

Rafael Alberto Smith Ortega nació en Santo Domingo. Casado con la arquitecta Nereyda Pérez,  con quien ha procreado a Rafael Alberto y Alejandro Javier. Sus padres fueron: John Smith, de nacionalidad jamaiquina y Rosa Emilia Ortega, de La Vega (ambos fallecidos). Sus hermanas de madre son Crismary y Wendy Sánchez Ortega, y de padre Gloria (fallecida), Dogly, Thelma, Marisela, Miguelina, Alberto y Rubén Smith.

Estudios

Graduado de bachiller del Colegio Cristóbal Colón. Egresado de hotelería de la primera promoción de Hoteleros de la Universidad UNIBE, con posgrado en la Univeridad de Cornell, Ithaca, Nueva York.

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