RAFAEL VENTURA – ¡Ay, lo dijo!

RAFAEL VENTURA – ¡Ay, lo dijo!

Dándole una interpretación pepehachista al vuelve y vuelve balaguerista, Eligio Jáquez vuelve a declarar que «hay un acercamiento entre el PRSC y el PRD» y la cúpula dirigencial del partido colorao vuelve a dar como respuesta el oído sordo, como si quisieran pasar por alto que es a ellos que se refiere el inefable coordinador del Proyecto Presidencial Hipólito (PPH).

Remató Jáquez, como para que no se pusiera en tela de juicio sus palabras, que si el mandatario (Hipólito Mejía) gana la convención (ahora pospuesta para el próximo domingo 21 de diciembre) tendrá la libertad de seleccionar su candidato vicepresidencial de un extrapartido.

Aquí fue cuando el dirigente pepehachista le puso la tapa al pomo, y que al /Ay, lo dijo/ reformista debió esta declaración saberle a un trago amargo, al revelar que «hay un acercamiento entre el PRSC y el PRD y a medida que pasa el tiempo esas dos organizaciones se van convenciendo que el idioma que hablan los perredeístas y los reformistas se parecen». (Hoy, sábado 13-12-2003).

La cúpula dirigencial de La Casa, que estos días se ha mostrado muy diligente en los medios de comunicación y en las cuñas televisivas, patrocinando «el relanzamiento» de su candidato presidencial, Eduardo Estrella, ante esta aseveración, grave por un lado, pero de tanta trascendencia para el porvenir inmediato de la campaña electoral con mira al 2004, no quiere decir «esta boca es mía, ni desmentir o confirmar, ni en conjunto ni individualmente, aplicando aquello de que el que calla otorga.

Pero hay la sospecha fundada de que lo que reveló el coordinador pepehachista tiene viso de legalidad -aunque en aquello de que habría luz eléctrica después del 24 de noviembre las 24 horas del día se le fue la mano (o la lengua)-; porque este acercamiento es el fruto que comienza a parir la «chiva amarrada» que tiempo atrás, sin el consentimiento del doctor Balaguer, dejó en el traspatio de la casa número 25 de la avenida Máximo Gómez el hábil presidente Hipólito Mejía, tal vez aprovechando el serio quebranto de salud del difunto líder reformista….y como los responsable de La Casa se hicieron de la vista gorda.

Concomitantemente con la «chiva amarrada», el presidente Mejía había cortejado a la cúpula dirigencial reformista dándole la presidencia de la Cámara de Diputados, la Liga Municipal Dominicana, altos cargos diplomáticos y en la administración pública, jugosos contratos, etcétera; llegándose al colmo que los periodistas asignados al sector La Julio, en la Zona Universitaria, dicen que los dirigentes y legisladores reformistas entran «como Pedro por su casa» más que los propios dirigentes perredeístas a la residencia presidencial.

Esos amores escondidos perredeísta-reformista, como todos los amores escondidos tienen sus altas y sus bajas, sus celos y dudas, pero como todos los amores ilegales nunca se llega al rompimiento. La mejor prueba de la solidez de «que el idioma que hablan los perredeístas y los reformistas se parecen» aconteció el pasado 16 de agosto en la Cámara de Diputados, cuando pepehachistas y reformistas de La Casa quisieron imponer a la fuerza a Lila Alburquerque en la presidencia de la Cámara Baja, por cuarta vez.

No valió chantajes, boicot -como interrumpir la energía eléctrica-, tiros en medio de la oscuridad, porque finalmente la mayoría de los diputados votaron por el fogoso dirigente perredeísta de Cristo Rey Alfredo Pacheco. La cúpula reformista y la misma Lila «hicieron sus bembitas», y haciendo gala de una dignidad de María Gargajo amenazaron con hacer «una oposición resuelta» al régimen de Hipólito Mejía.

Pero esa «oposición resuelta» duró menos que una cucaracha en un gallinero, porque el inefable coordinador pepehachista, Eligio Jáquez, para rehacer el malentendido amoroso prometió que «el gobierno desplazará su cooperación al PRSC a otro ámbito dentro de la administración pública». (Hoy, 18-8-2003).

Parece que la aplicación del método pepehachista tuvo su efecto positivo, porque a pesar de la débil queja de la cúpula reformista, han pasado 5 meses desde «el mal entendido cameral» y no se ha visto en los medios de comunicación una sóla renuncia a un puesto en la administración pública o a uno de esos jugosos contratos que solapadamente tienen altos dirigentes reformistas en el gobierno de Hipólito Mejía.

Por el contrario, por la revelación de Eligio Jáquez, de que «el idioma que hablan perredeístas y reformistas se parecen», ese amor se alimenta de vez en cuando de sus pleiticos para que la reconciliación sea más buena…¿Se oye o no se oye?

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