Ramón Alburquerque, Leonel y el éxito

Ramón Alburquerque, Leonel y el éxito

FARID KURY
Ramón Albuerquerque, el ingeniero presidente del PRD, es un hombre inteligente, preparado, pero también es lenguaraz. A veces habla sin importarle las consecuencias ni a quien ofende. En ese afán por ofender y desmeritar ha recurrido al absurdo de insinuar que Leonel Fernández no es un hombre exitoso porque no ha hecho fortunas económicas, mientras que el candidato del PRD sí lo es porque es millonario.

Esa insinuación me ha dejado perplejo. Entonces sería conveniente que Alburquerque nos diga: ¿Cómo mide él éxito de una persona?

Si es simplemente por tener o no dinero, tendría que concluir, penosamente, que ni Juan Bosch, ni Peña Gómez fueron exitosos.

Resulta, sin embargo, que ambos lo fueron. En la presentación de una biografía escrita por mí intitulada «Peña Gómez, Biografía para Escolares», recuerdo haberle dicho a un grupo de estudiantes esto: «Si a ustedes no les interesa Peña Gómez como político está bien y les respeto eso. Pero al margen de eso, vean a Peña como un ejemplo de éxito y superación personal. Se trata de un hombre que viniendo de la orfandad y la miseria más supina, en un país donde prevalecía una práctica social y racial excluyente, ha podido ser un importante líder político, respetado, querido y admirado aquí y fuera de aquí».

¿Y Juan Bosch no es también un ejemplo de éxito? ¿Cómo podemos calificar un hombre que nacido en un campo de La Vega haya llegado a ser un afamado cuentista universal? Para honra de la República Dominicana las obras literarias, políticas y sociológicas de Bosch se traducen a varios idiomas y en muchas universidades son libros de textos. ¿No es un hombre exitoso Juan Bosch, que ha organizado dos partidos políticos mayoritarios, que ha ejercido la política sin nunca, nunca, abdicar a sus creencias y ocupó la presidencia aunque sea por efímeros siete meses?

¿No son exitosos, aún cuando no hayan acumulado fortunas, Juan Bosch y Peña Gómez que pudiendo haber vivido de la política como reyes murieron reconocidos como serios, dignos y honorables? ¿No es eso ejemplo de éxito?

Para los que creemos en el talento y la honorabilidad sí lo es. Ahora, para los que como Ramón Alburquerque sólo ven el dinero como evidencia del éxito, eso es irrelevante. Por eso, es capaz de calificar a Leonel Fernández, que a los 42 años ocupó la presidencia de la República y a los 50 volvió a ocuparla con el 57 por ciento de los votos, de no se un hombre exitoso. ¡Qué pena es llevar el debate político a niveles tan absurdos!  Leonel Fernández, gústele o no al ingeniero Alburquerque, es reconocido hasta por sus adversarios como un hombre inteligente, que enseña cuando habla y que por su talento, carisma e inteligencia ha llegado a niveles realmente admirables.

Hay quienes dedican sus talentos a hacer fortunas, y en eso alcanzan el éxito. Hay otros que dedican sus energías a otras cosas. Leonel Fernández ha dedicado su talento al conocimiento y a la actividad política, y por ésta ha ocupado la primera magistratura dos veces. Ahora va por el camino de hacerlo por tercera vez. ¿Qué más se quiere para ser exitoso? Si hubiese dedicado su esfuerzo a acumular fortunas les aseguro que hubiese sido multimillonario. Es cuestión de vocación, y la suya es el estudio, el conocimiento, la política y los negocios públicos. Y si algo debe adornar un hombre exitoso es precisamente no confundir su vocación, porque entonces le viene el fracaso.

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