Ramón Alburquerque Ramírez – Presupuesto y desorden profundo

Ramón Alburquerque Ramírez – Presupuesto y desorden profundo

Indebidamente se llama presupuesto nacional al instrumento que vincula los ingresos con los egresos del Gobierno cada año. Incluso, funcionarios del área fiscal usan estos términos. De ese modo se ahonda la confusión. Bien se sabe que la pieza remitida al Congreso Nacional se ocupa únicamente de las cuentas del Gobierno Central y de las transferidas a entidades privadas y públicas descentralizadas. En realidad se trata de un presupuesto, pero al no contener la totalidad de los ingresos y egresos del Estado, no es nacional.

Se carece de un documento jurídico-financiero que pueda denominarse Presupuesto Nacional. El proyecto remitido anualmente al Poder Legislativo, se llama: Proyecto de Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos del Gobierno Central, o si se quiere, Presupuesto del Gobierno Central.

La ley Orgánica de Presupuesto para el Sector Público, No.531, publicada en la Gaceta Oficial Num. 9170 de fecha 20-12-69, en su artículo Uno (1) establece lo siguiente: «Los presupuestos a que se refiere esta ley son: a) El presupuesto del Poder Ejecutivo, b) El del Poder Legislativo, c) El del Poder Judicial, d) El de la Cámara de Cuentas, e) El de la Junta Central Electoral, f) El de las instituciones descentralizadas o Autónomas del Estado, que reciban o no financiamiento fiscal, g) El de las Empresas del Estado y h) El de los Municipios». La Ley cubre todo el sector público, sin embargo, las instituciones descentralizadas son dejadas fuera y andan por su cuenta.

Las instituciones como, el Banco Central, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), el Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillado (INAPA), la Corporación del Acueducto de Santo Domingo (CASD), la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas del Estado (CDEEE) y demás empresas del Estado, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), la Lotería Nacional, y otras, preparan y aplican sus presupuestos de ingresos y gastos separadamente. A pesar de no disponer de un estudio actualizado, puede asegurarse que los presupuestos consolidados de las entidades descentralizadas, superan el monto del Presupuesto del Gobierno Central. En verdad, la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRES) no ejerce control alguno sobre los ingresos y gastos de estas entidades.

La sociedad se beneficiaría grandemente con la cabal aplicación de esta Ley. Aún con sus deficiencias, es preferible al caos existente. ONAPRES no ha formulado nunca un presupuesto nacional; un ejercicio que encierre todas las instituciones, con sus ingresos y egresos. Si lo hiciera, se fortalecería la transparencia. Es una pena que este organismo no tenga fuerza institucional, ni autonomía jurídica. Simplemente, obedece al Presidente de la República.

La consolidación de los presupuestos de todas las instituciones oficiales facilitaría armonizar el volumen de recursos manejados por el Estado (Gobierno en sentido integral). Eso no se logra por diversas razones, por un lado figura el interés de dejar cabos sueltos para gastos de campañas políticas, y por el otro el enriquecimiento ilícito.

Se precisa de una reforma presupuestaria a fondo. Resulta intolerable un Estado opaco, corrupto, autoritario y manipulado-manipulador. La clase política parece disfrutar el desorden, sin embargo, es arriesgado. La rendición de cuentas llegará más temprano que tarde, y los últimos actores quedarán atrapados. Es tiempo pues, de transparencia sin corrupción, cuando se haga habrá recursos para eliminar la pobreza. Y podrá existir un verdadero Estado de Derecho.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas