Ramon Emilio Balaguer Navarro

Ramon Emilio Balaguer Navarro

El Partido Reformismo Social Cristiano no ha perdido la guerra, sólo ha perdido una batalla electoral. Esta institución política ha sabido generar victorias en contiendas electorales en tiempo difíciles de la vida nacional bajo la dirección de ese gran timonel de tiempos tempestuosos y aguas bravías, quien los legara su sabia dirección administrativa, así como sus dotes sociales y políticas, los cuales solos tienen que ser presentados al pueblo por dirigentes reformistas, diáfanos, transparentes, no objetables y sin ninguna clase de compromisos políticos ni económicos.

En compromisos que sin lugar a dudas empañarían visiblemente el mensaje que el partido debe presentar a todas las clases sociales y políticas del país, para que de esta manera pueda volver a ser concebido como una de las agrupaciones políticas que tercian en la arena política dominicana, con capacidad de dirigir con sosiego, moderación, buen juicio y dotes diligenciales que respondan al electorado una vez en el gobierno, con una Administración de la cosa del Estado capaz de inyectar en todos los sectores que conforman la vida nacional, la confianza necesaria para impulsar el desarrollo integrar del país en forma monopolítica, sustentado en lograr los más grandes ideales patrios, definidos ellos en libertad social, económica, educación, cultura, institucionalidad de todos los componentes del Estado, libertad de cultos y de un desarrollo vigoroso de todos los sectores productivos de la nación.

Pensamos que de la única manera que se puede lograr la compactación de nuestro glorioso Partido Reformista Social Cristiano y su fortalecimiento institucional y político, sería el de no expulsión de ningún dirigente que por una razón u otra, fuera sancionado recientemente. Todos sabemos que el pasado pendiente proceso convencional del partido, para escoger sus candidatos presidencial y vicepresidencial fue traumática, lo cual, además de otros factores de todos conocidos, incidió para que se obtuviera una baja votación a nuestro favor de parte del electorado dominicano. El que escribe fue testigo de que, la primera pasada fue llevada a cabo en forma trasparente, ya que trabajamos en ella y, a nivel nacional, ahora bien, su montaje desde su nacimiento dio lugar a suspicacias, deudas de transparencias, lo que trajo como consecuencia fatal, de que su credibilidad fuera cuestionada, no sólo por la gente que favorecía a Peynado, sino a la generalidad de la población.

Así las cosas, entonces había que colegir que aquellas personas que votaron por otros candidatos, no reformistas, en alguna forma lo hicieron porque fueron forzados a tomar esa decisión al verse impedidos de ejercer sus derechos estatutarios partidistas, con la garantía de transparencia que debe primar en todo proceso convencional-comicial. Al parecer la cúpula del partido no se aseguró de tomar todas las iniciativas necesarias para preparar el andamiaje transparente que requería la primaria de que se trata. Subyace la idea de que, todos los contrincantes tenían que ser, sin ninguna clase de obstáculos o trabas, partes ejecutoras de ese andamiaje y, de todos los medios estratégicos que la misma demandaba. El error se paga y, en este caso debe pagarse con un borrón y cuenta nueva, vale decir, dejar sin efecto las expulsiones y trabajar todos unidos para lograr el objetivo que todo buen reformista debe desear de hacer de nuestra agrupación partidista, lo que siempre ha sido: grande, vigorosa, trabajadora y, generadora de paz-armonía social.

El otro precio que debemos pagar por los resultados electorales negativos de pasados comicios electorales, consiste en que las partes más comprometidas en no dirigir apropiadamente los destinos de nuestra organización política, en los últimos tiempos, y que, muchos de ellos actualmente ocupan funciones de primacías en la cúpula reformista abandonen sus cargos y, antes determinen entrega la rienda política del partido a una comisión compuesta por cada uno de los que aspiran a la presidencia en la primaria pasada y por otras personas, cuyo número seria determinada a conveniencia partidaria. Tres de estos dirigentes ostentarían los siguientes cargos: Presidente de la Comisión, Secretario de Organización y Secretario de la misma, no comprometidos con ningún ex candidato, serías, conocedoras desde la fundación de lo que fue y debe ser nuestro glorioso Partido Reformista Social Cristiano, no sólo para su militancia, sino, para el pueblo y el afianzamiento de la democracia dominicana. Pensamos que en la cúpula reformista hay personas que muy bien podrían desempeñar una que otra función de las enumeradas, pero no es menos cierto que por razones obvias, y de aspiraciones presidenciales, como de otros niveles inferiores, no cualifican para tales funciones.

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