Ramón Emilio Concepción – El éxito económico de Carey

Ramón Emilio Concepción – El éxito económico de Carey

Henry C. Carey (1793-1879) probablemente fue el economista más famoso entre los años 1860-1870. Los libros y folletos de este ilustre pensador se tradujeron a infinidad de idiomas. El junto con sus antecesores: Federico List, Henry Clay y Alexander Hamilton representó la tradición o escuela americana de economía política, en oposición a la escuela «librecambista» imperial de John Stuarl Mill y autores anteriores como Thomas Malthus, David Ricardo y Adam Smith.

Con la llegada de Abraham Lincoln a la Presidencia de los Estados Unidos y la salida de los miembros del congreso de los estados esclavistas, los nacionalistas pronto tomaron el control de la política económica estadounidense. La nueva mayoría del congreso aprobó de inmediato una legislación para construir la gran nación americana, que la facción librecambista británica, los plantacionistas sureños y los financistas del norte habían logrado obstruir anteriormente.

Estas nuevas políticas radicalmente nacionalistas no se modificaron de modo sustancial en lo que restó del siglo 19. Este marco político-económico pasó a ser sinónimo de los propios Estados Unidos; se le llegó a ver como un modo de pensar estadounidense, especialmente porque establecía una marcada diferencia con la perspectiva de los británicos. Definió así, lo que desde entonces se conoce como: «nacionalismo decimonico».

Lincoln puso en marcha una política de industrialización espectacular, diseñada en gran parte por el economista de Filadelfia, Henry C. Carey, la cual produjo en los Estados Unidos, y en el mundo en general, los mejores resultados de lo que hoy entendemos por el progreso en la «era moderna», y que cambió de forma fundamental las relaciones políticas del poder en el ámbito mundial.

La nueva política implementada por la decisión de la Presidencia y el Congreso de los Estados Unidos contaba entre otros de los siguientes elementos:

* Aranceles altos, que protegían a las industrias en crecimiento, reduciendo la importación de productos hechos con mano de obra barata.

Carey fue autor de la plataforma política del Partido Republicano en 1860, sobre la cual Lincoln basó su campaña presidencial. Bajo el programa de Lincoln y Carey, el congreso aprobó la llamada Ley Arancelaria Morrill, dos días antes de que Lincoln tomara posesión. De 1847 a 1856, el arancel para los productos de importación fue de entre 26,87 y 24,73%, y de 1857 a 1861, de entre 22,45 y 18,84%. El marcado incremento que impusieron Lincoln y Carey en 1861 duplicó la tasa promedio hasta el 36,19% en 1862 y se niveló hasta un promedio de 45% de 1865 a 1913.

* Los subsidios del gobierno y la dirección de la red ferroviaria se extendieron de forma impresionante, lo que requirió productos industriales para construir y equipar las nuevas líneas. Los ferrocarriles y los canales que construyó el gobierno proporcionaron carbón barato para las ciudades y catalizaron la producción de acero.

* Las escuelas públicas y las universidades gratuitas (las universidades estatales eran un programa federal), los terrenos de labranza gratuitos para los agricultores, los terrenos y subsidios para empresas mineras, y la promoción del conocimiento agropecuario y tecnológico por parte del gobierno, elevaron con rapidez la productividad e hicieron viable y políticamente popular a todo el programa.

* La regulación de la banca privada y la emisión de crédito barato y una moneda nacional abundante, facilitaron la expansión agroindustrial y protegieron el crecimiento económico de las prácticas depredadoras de los financistas privados.

Esta afirmación de la soberanía nacional económica, se le recomendó a otros países como el mejor modo de alcanzar y de garantizar una verdadera independencia. Esto condujo a una alianza de facto entre las naciones que trataban de defenderse de los ataques de los imperios que obstaculizaban el desarrollo de las naciones que no habían podido safarse de los tentáculos imperialistas de la época. El programa de Lincoln y Carey logró un crecimiento industrial y agrícola nunca igualado en la historia.

Estas recomendaciones y otras más fueron oportunamente ofrecidas tanto a la administración 1996-2000, como a la 2000-2004, como respuesta, silencio absoluto.

Mientras tanto, los dominicanos seguimos esperando y confiando en Dios, sólo en Dios.

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