¡Ramón Lacay: polifacético, talentoso ¡olvidado!

¡Ramón Lacay: polifacético, talentoso ¡olvidado!

Alguien dijo, que: Ya el afán no es saber, sino aparentar que se sabe. Y cualquier necio bachiller, porque ha escrito un primer ensayo, pretende para su sayo, que sabe y merece más que Menéndez y Pelayo.

En una tierra de ingratitudes, que resulta palenque airado de resentimiento, murió hace mucho, quien fuera elegido del Parnaso y ahijado de las letras. Y también era ese difunto: Periodista, escritor, cuentista, soñador y artista.

El aludido respondía al nombre de Ramón Lacay Polanco. Su familia era bastante reducida. Pero representaba un clan de nadadores. Y más de un pariente perdió la vida, enfrentando las olas embravecidas del caribeño mar. ¡Mar de los ciclones, mar de los indios, mar de los piratas, mar de los tiburones ¡Un Lacay con fama de nadador, el padre del cantante José Lacay, fue protagonista de una tragedia.

Cuchito Álvarez que vivía cerca del malecón, contó en uno de sus últimos artículos, lo que él vio, cuando el mar se ensañó con la goleta Puerto Plata. Y referencia hizo a la bravura de Lacay enfrentando la furia oceánica, para evitar la muerte de alguien convertido en náufrago.

Ese día el veterano nadador perdió la vida. Ya eso le había sucedido a otro familiar.

Y ahora las siemprevivas de las remembranzas para ese Ramón ya olvidado; pero que tributaba parias y trinos a Miguel Cervantes. Y que como el manchego Don Quijote, imaginariamente montaba a Rocinante, escribía endechas a una soñada Dulcinea del Toboso. Y que por igual mojicones y golpes recibió, en rudas contiendas contra molinos de viento, contra follones y malandrines. Y que padeció y sufrió las rechiflas y las burlas de los descendientes del bachiller Sansón Carrasco.

Sin duda, que Lacay como escritor fue pródigo y resultó fecundo. Él llevó a la imprenta: El Extraño Caso De Camelia Torres, La Mujer De Agua, El Hombre De Piedra, Punto Sur, En Su Niebla y Cuentos que la vida me enseñó.

Lacay vivió algún tiempo en el lejano Sur. Y a veces contaba “en mesas amistosas”, que muchas veces entre Pedernales y Jimaní bailaba la mangulina y el carabiné. Y decía que en el remoto Sur compartió muchos directos al hígado, de los peligrosos y agresivos líquidos que por allá llaman tafiá, triculí, pitriche y cañañé. Y revelaba sus tratos amistosos con renombrados personajes como: Macho Blusa, Sanguillí, Ireno Carlitas y Lico Bueyón. Durante cuarenta años tratamos a Lacay, supimos de sus virtudes y de sus debilidades, de sus luces y de sus máculas. ¡El sol las tiene!

A éste intelectual lo oímos decir que: No quería que le encadenaran la palabra, ni que le pusieran aduanas a sus pensamientos.

Al final de la “treinta-añera era” cometió un error. Aceptó que le dieran la dirección de “La Nación”. Y sufrió agresiones donde “culebrearon” las cadenas.

Lo estaban atisbando y el horroroso espectáculo ocurrió frente al negocio del chino Meng. Y para que hubiera constancia, hasta un fotógrafo le tenía a la expectativa.

Tuvo que salir de su patria y en la Gran Manzana, a orillas del Hudson le cantó a Martín Luther King (El Martín Lutero del Clack Power). Así como a la calle Chester donde le tocó vivir. Regresó a su tierra y vivía pobremente pero con honestidad. Residiendo en una pensión se enfermó y de manera solitaria falleció. Su sepelio fue el de un pobre de solemnidad. Y ello es que en estas tierra de “Jauja”, ocurre lo que el sabio don Joaquín expresó: “Me dicen que andaban en chancleta. Y también me han dicho que ahora andan con celulares, portan pistolas y ¡Ja, ja, ja…. montan en yipeta”.

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