Ramón Núñez Ramírez – De icono italiano al Enron europeo

Ramón Núñez Ramírez – De icono italiano al Enron europeo

La quiebra fraudulenta de Parmalat, el primer grupo alimentario italiano, revela las mismas prácticas contables y las falsas en la supervisión que caracterizaron los escándalos financieros de la Enron y Worldcom en los Estados Unidos, calificados como las torres gemelas del capitalismo, los cuales provocaron pérdidas multimillonarias para accionistas y empleados.

Enron surgió de la fusión de dos pequeñas compañías Texanas de gasoductos en 1985 y su fundador Keneth Lay, aprovechando la desregulación del sector de lo cual fue un activo promotor, logró catapultar la empresa gracias a la bolsa energética, permitiéndole en determinados momentos manejar el 20% del mercado del gas y la electricidad de los Estados Unidos.

Lay cultivó profundamente las relaciones políticas, fue un contribuyente de campaña del Presidente Bush desde su época de gobernador de Texas, también lo hizo con el Vicepresidente Dick Cheney, por supuesto colocó huevos en las canastas demócratas, hasta tal punto que una investigación realizada por el New York Times reveló que 212 congresistas de los 248 miembros de las comisiones involucradas en las investigaciones del fraude habían recibido fondos electorales de la Enron.

la voracidad de la Enron no se contentó con los favores gubernamentales, vía marcos desregulatorios favorables, además mediante prácticas contables corruptas crearon filiales, vehículos financieros que les permitieron ocultar malas operaciones, deudas multimillonarias y gracias a esos artificios presentar en los libros oficiales estados de resultados falseados que deslumbraron a Wall Street y situar las acciones por encima de los 90 dólares. Para ejecutar ese fraude la Enron contó con la complicidad del auditor externo de la multinacional Arthur Andersen, cuyos funcionarios llegaron al extremo de hacer desaparecer documentos claves para futuras investigaciones.

La arquitectura financiera se desplomó en octubre del 2001 cuando Lay admitió operaciones con pérdidas de mil millones de dólares otros US$1,300 en pérdidas de capitalización y una revisión de cuenta desde 1997 con recortes en los beneficios rondando los US$600 millones. Las acciones se desplomaron a menos de un dólar y la Securities and Exchange Commissión le dio el tiro de gracia el 15 de enero del 2002 suspendiendo la cotización de las acciones.

La mayor quiebra en la historia del capitalismo, con una cesación de pagos por 30 mil millones de dólares fue superado por la quiebra de Worldcom, segunda telefónica de los EU, que contabilizó 3,800 millones de dólares como inversión en vez de gastos, lo cual convirtió pérdidas reales en el 2001 y el primer trimestre del 2002 en ganancias ficticias por US$1,530 millones.

Worldcom comenzó a gestarse en 1983, cuando Bernard Ebbers, concibió la LDDC (Long Distance Discount Calling) compradora de minutos al por mayor a la T&T, que luego revendía con grandes descuentos merced agresivas campañas de publicidad. LDDS luego fue rebautizada como Worldcom, creció gracias a un centenar de adquisiciones convirtiéndose finalmente en la segunda telefónica norteamericana gracias a la compra de MCI por 40 mil millones de dólares.

Un escéptico diría que era cuestión de tiempo que surgiera en Europa un caso similar a Enron o Worldcom. La crisis de Parmalat, el gigante agroalimentario italiano, es la confirmación de esa tesis. A mediados de diciembre del 2003 se descubrió un agujero en la compañía de 3,950 millones de euros, que se habían esfumado en oscuras sociedades de las islas Caimán. El escándalo apunta a un fraude contable que se aproxima a los 10 mil millones de euros y que amenaza con destruir una emblemática industria con una facturación anual de 8 mil millones de euros, 36,000 empleadas y filiales a nivel mundial.

A diferencia de Kennet Lay principal ejecutivo de Enron y Bernard Ebbers de Worldcom, que disfrutan de la libertad aunque enfrentan varios procesos y demandas, el fundador y principal accionista de Parmalat, Calist Tanzi, fue apresado antes de navidad así como también dos importantes auditores de la filial italiana de Gran Thornton la auditora externa de Parmalat.

Las quiebras fraudulentas en los Estados unidos y ahora el escándalo de Parmalat de nuevo saca a flote el debate de la ausencia de controles en los mercados para evitar las falsificaciones contables que permiten engañar a los mercados y defraudar a los inversionistas.

Falsificación de estados financieros, complicidad de empresas auditoras, fracaso de la supervisión gubernamental, ausencia de ética de los empresarios, revelan que puede ocurrir en naciones en vías de desarrollo económico e institucional, como la nuestra, pero también en naciones desarrolladas como los Estados Unidos e Italia. La diferencia es que allá el costo de la quiebra recae sobre los accionistas y acreedores, mientras aquí las autoridades cargaron el rescate sobre los hombros de todos los dominicanos y dominicanas.

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