Ramón Núñez Ramírez – Tensión política crea inestabilidad cambiaria

Ramón Núñez Ramírez – Tensión política crea inestabilidad cambiaria

La causa fundamental de la depreciación del tipo de cambio es el crecimiento autónomo de la masa monetaria por efecto del servicio de los intereses de los certificados del Banco Central, en adición, las expectativas negativas contribuyen amplificar ese efecto en la medida que los agentes económicos han perdido la confianza en nuestro signo monetario y en el éxito de las autoridades para enfrentar la crisis.

Expectativas negativas que el propio gobierno ha sido el responsable en crear, por una serie de decisiones, que han contribuido a mantener el país en vilo, y, en vías de consecuencia, afectar el escenario de estabilidad político fundamental para que las actividades económicas se desarrollen sin temor y la inversión fluya en un escenario de confianza colectiva.

Es difícil precisar cuando comenzaron las acciones desestabilizadora, pero todas tienen el común denominador de pasos dirigidos en la estrategia continuista del equipo gobernante. También temprano como diciembre del 2001 Senadores pertenecientes al PPH comenzaron el laborantismo en pos a una reforma de la Carta Magna dirigida a extender el período de los legisladores y permitir la reelección por un período. La intentona fue detenida gracias a la oposición conjunta de organizaciones de la sociedad civil y los propios partidos políticos que decidieron reunirse en el marco del diálogo, convocado por el Presidente Hipólito Mejía, que hasta entonces se había manifestado en contra de la modificación y la repostulación.

El PRD, o mas bien el PPH, arrasó en las elecciones Congresionales y Municipales del 2002 y este apoyo popular dio un espaldarazo al oficialismo quien encontró en ese respaldo la oportunidad de modificar la Constitución a su conveniencia, aunque ello significara incumplir el compromiso, acordado en el diálogo, de convocar a la Asamblea con el único fin de aprobar la figura de la Constituyente y entonces en ese escenario discutir y aprobar una reforma global a la Carta Magna. En esa reforma, en ese traje a la medida de los intereses exclusivos del PPH, se sembraron los vientos que han generado estas tempestades y comenzó el indetenible proceso que ha conducido a una pérdida de credibilidad y confianza en las ejecutorias gubernamentales.

Pero no era suficiente voltear la constitución y retroceder antes de agosto del 1994. Los designios continuistas requerían de una junta electoral favorable y el Senado, de mayoría Pepehachista, pasó la aplanadora y eligió una directiva que recibió el rechazo de los dos partidos de oposición y de la Sociedad Civil.

Debieron transcurrir meses de negociaciones y un acuerdo para modificar la Ley Electoral, aumentar a nueve el número de miembros, crear dos cámaras y colocar representantes de todos los partidos políticos para superar el impasse. A pesar de esos arreglos la institución encargada de organizar y juzgar los comicios arrastra consigo el mismo déficit de credibilidad creado en su origen y que se acrecienta con acciones como la última sentencia de la Cámara Contenciosa, que inexplicablemente en el mismo fallo que legítima la sesión del CEN de una de las facciones del perredé, autoriza la inscripción de nuevas precandidaturas a pesar de que ese mismo organismo las había cerrado el 30 de noviembre. Por supuesto la convención del pasado domingo, con la participación del doctor Thomen, explica por si sola el papel de la sentencia.

Es un gobierno que ha mantenido en vilo a la opinión pública con acciones desestabilizadoras de la institucionalidad, haciendo uso ostentoso de los recursos para comprar conciencias y que ahora en el final del camino pretenden imponer otro traje a la medida, la mentada Ley de Lemas, dirigida a engatusar a los líderes de facciones del PRD y a ponerlos a trabajar por sus respectivas candidaturas aunque en el fondo el resultado sea trabajar a favor de la candidatura del Presidente Hipólito Mejía dueño de todos los recursos, lícitos y no, como para lograr superar en votos los demás candidatos de su organizaciones en el eventual y remoto caso que ese engendro sea aprobado y no declarado inconstitucional pro la Suprema Corte.

Por supuesto en el ínterin este gobierno ha cometido una serie de errores económicos la mayoría orientados por el afán continuista, como la primera emisión de bonos soberanos, sobrecalentando la economía en medio de un schock externo, o la forma como enfrentó las quiebras bancarias, violando la Ley Monetaria, o el tope manejo de las relaciones con el FMI, comprando los apagones a Unión FENOSA, y la última de las incongruencias cuando intento controlar el mercado cambiario con medidas coercitivas para luego «dejar en banda» la tasa de cambio sujeta a las fuerzas de la oferta y demanda que previamente habían sido cuestionadas.

En conclusión, estamos en presencia de un gobierno carente de credibilidad, que ha gastado su prestigio manteniendo en zozobra a la opinión pública, llegando a un punto sin retroceso en que solo un acuerdo con el FMI y el cumplimiento de las metas modificaría las expectativas y llevaría la tranquilidad a los mercados cambiarios.

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