Tras variar catorce décimas porcentuales en noviembre, la inflación acumulada en los once meses del año, es decir, la tasa interanual del Índice de Precio, disminuyó a 4.00 %, para ubicarse en el centro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 %. Poniendo las cifras en contexto, nos dicen que nuestra economía terminó el proceso de desandar lo andado en los meses de brutal inflación importada que siguieron a la crisis sanitaria del Covid-19, y que las estadísticas de precios acumuladas en el periodo son hechos para la historia, a los que podrán acudir responsables de la política monetaria del futuro para enfrentar shocks brutales inesperados. De su análisis podrán extraer valiosas informaciones, como las siguientes.
Uno, la inflación estuvo bajo control del Banco Central desde que la tasa interanual comenzó a desacelerar en julio de 2022, después de haber escalado un máximo de 9.64% en abril de 2022, y cerrar en 4.00% en noviembre de 2023, equivalente a una caída de 564 puntos básicos durante el período.
Dos, el Banco Central cumplió sus deberes en un ambiente externo lleno de riesgos e incertidumbres, y lo peor, de confusión entre los economistas del FMI, no tenían respuestas sobre porqué y cómo enfrentar la inédita y brutal inflación mundial, se limitaron a discutir posibles causas, alegando que con certidumbre no podían predecir cuánto tiempo tardaría en desaparecer, pero que era transitoria y los mercados se encargarían de ella, lo que no sucedió.
Fue cuando se impuso la experiencia y capacidad de ver más allá de las autoridades de nuestro Banco Central, sin titubeo pensaron diferente, lo que habla de la solvencia en el diseño y manejo de la política monetaria, correctamente asumieron que la brutal inflación postpandemia no era transitoria, había llegado para quedarse por buen tiempo, por lo que primero que cualquier otro banco central, y para atacarla, poco a poco y sin pausa iniciaron el proceso de aumentar la tasa de interés de referencia, y con ella, todas las demás, es decir, de encarecer el precio del dinero.
Tres, las autoridades del Banco Central alcanzaron los objetivos que perseguían meses después de terminar con las medidas para encarecer el precio del dinero y el crédito. En mayo de 2023 República Dominicana se ubicó entre los primeros países de la región en lograr la convergencia de la inflación a su rango meta, la tasa interanual cerró en 4.43%, relajando la presión sobre el poder adquisitivo de trabajadores y rebajando el costo de producción de empresas, lo que posibilitó más consumo e inversión real, con impacto positivo en el crecimiento del PIB real y creación de empleo. Pero como todo tiene un precio, para lograr la convergencia de la inflación a su rango meta en tiempo récord, la economía dominicana perdió 2 puntos porcentuales del PIB, el crecimiento se ubicó muy por debajo de su potencial.
Cuatro, no obstante la ralentización del crecimiento de la economía, la victoria sobre la brutal inflación importada se alcanzó con aumento del número de ocupados, en septiembre de 2023 el total estaba en el nivel histórico de 4,855,631, con la notable creación interanual de 222,497 empleos. Sobre la calidad, los formales aumentaron en 164,498, es decir, 74 % del incremento total de ocupados, y en cuanto a la tasa desempleo abierta, se ubicó en 5.4% en septiembre de 2023.