WASHINGTON — Los senadores de Estados Unidos están a punto de votar si Donald Trump fue responsable de incitar el horrible asalto al Capitolio luego de un rápido juicio político que expuso la violencia y el peligro que corrieron, además de la fragilidad de la tradición de una transición pacífica.
Apenas un mes después del letal asalto, los argumentos finales del histórico proceso al expresidente están listos para cuando los senadores se reúnan en una inusual sesión en sábado, todo bajo la supervisión de la Guardia Nacional, que sigue custodiando el icónico edificio.
Se espera que el resultado del rápido, crudo y emocional proceso refleje una nación dividida sobre el exmandatario y sobre el futuro de su marca en la política estadounidense.
“Lo importante de este juicio es que está dirigido a Donald Trump hasta cierto punto, está más dirigido a un presidente al que siquiera conocemos dentro de 20 años”, dijo el senador independiente de Maine Angus King, sopesando el sentido de su voto.
El proceso, que duró casi una semana, ha ofrecido una narración sombría y gráfica de los disturbios del 6 de enero y de sus consecuencias para el país de una forma en la que los senadores, muchos de los cuales tuvieron que salir huyendo ponerse a salvo ese día, reconocen que siguen enfrentando.
Se espera que Trump salga absuelto en un Senado dividido al 50%, un veredicto que podría tener un importante impacto no solo en su carrera política si no en la de los senadores que prometieron impartir una justicia imparcial como jurados al emitir su voto.
Los fiscales de la Cámara de Representantes han alegado que el grito de guerra de Trump para ir al Capitolio y “luchar” por su presidencia mientras el Congreso se reunía para certificar la victoria electoral de Joe Biden formó parte de un patrón orquestado de retórica violenta y denuncias falsas que desataron a la turba. Cinco personas fallecieron, incluyendo una participante en el asalto que fue baleada por un policía.
Los abogados de la defensa respondieron en una breve intervención de tres horas el viernes, alegando que las palabras de Trump no buscaban incitar a la violencia y que el juicio político no es más que una “caza de brujas” diseñada para evitar que vuelva a ocupar el cargo.
Solo al ver los gráficos videos — con los asaltantes profiriendo amenazas a la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, y al entonces vicepresidente Mike Pence, quien presidía el recuento — los senadores dijeron que comenzaron a entender lo peligrosamente cerca que estuvo el país del caos. Cientos de simpatizantes de Trump irrumpieron en el edificio, tomaron el Senado y algunos participaron en sangrientas peleas cuerpo a cuerpo con la policía.