Por Susana Veras
Fotografías: Iluminada Paulino
La solemnidad y la ansiedad se hicieron dueñas de la noche. A penas, el público amante de las plásticas y los artistas que estaban presentes en la Sala María Asensio del Centro Cultural Eduardo León Jimenes escucharon su nombre, el reconocimiento, a través del aplauso no se hizo esperar.

Se galardonaba una artista diferente, que aunque tiene nombres y «pinta» extranjera, enorgullece con su nacionalidad y calidad artística a todos los dominicanos que siguen los trazos de las artes contemporáneas. Raquel Paiewonsky, sin racismos, de cara a la vida y las realidades a través del lenguaje de los artistas.

Desde ese día, la hija de la Novia del Atlántico, cálida y sencilla, reconfirmó que, con una obra «impecablemente presentada» se hace la diferencia. A simple vista, Paiewonsky deja a un lado las críticas y prejuicios que normalmente se logran y son «blanco», para aquellos que deciden innovar y hacer algo fuera de lo normal.

Desde que realizó sus estudios primarios en el Colegio San José de Puerto Plata, Raquel mostró amor por las artes, las que luego formalmente perfeccionó con sus estudios universitarios de Arquitectura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la prestigiosa Escuela de Altos de Chavón donde se graduó en el año1991.

Su preparación en las artes también traspasó las barreras nacionales al recibir docencia en The Parsons School of Design en los Estados Unidos en el 1993, así como los de Pintura de Paisajes en el Museum of Fine Arts de Boston en el 1987.

«Desde joven tenía muy clara mi necesidad y deseo de crear, y a partir de entonces siempre me he movido en esa dirección. Generalmente trabajo combinando más de un medio o técnica para poder plasmar lo que pienso y siento. Esto se puede apreciar en  instalaciones, fotografía y pintura, donde utilizo recursos muy variados, cualquier objeto o material puede potencialmente ser parte esencial y principal de mis obras», explica la artista galardonada recientemente por su obra sin título, una fotografía digital impresa sobre papel premiada en el Concurso de Arte Eduardo León Jimenes 2006, la más importante distinción nacional de este renglón.

Al referirse al arte contemporáneo en la República Dominicana, Raquel es de las artistas que piensa que «se está haciendo buen arte en el país y existe un muy buen momento y un gran interés de parte de museos y curadores extranjeros»

En ese sentido, valora la inclusión de artistas dominicanos en grandes exposiciones, en  instituciones extranjeras como el Museo del Barrio en New York, el Risd Museum de Rhode Island y el Kuntsnernes Hus, en Oslo, por citar algunos casos.

Resalta que por primera vez se pueden ver galerías de arte dominicanas desplazarse al extranjero para servir como plataformas de nuestro arte en otros territorios, por lo que ve con mucho optimismo el presente y futuro del arte contemporáneo dominicano.

«Me gustaría que nuestros proyectos surgieran desde adentro, con apoyo de nuestras instituciones, gobierno y sector privado y de manera definitiva sean apoyadas. Quiero que sea aquí donde primero crean en nosotros y en lo que hacemos, que es una inversión enorme en el futuro como Nación».

Entiende que al ser seleccionada como ganadora en el concurso de arte recibe más energías renovadas para seguir con su  producción.

A la pregunta de que si las mujeres son más cuidadosas al momento de hacer sus obras o se da igual en hombres y mujeres, ella nos responde «No lo creo. Cada persona y cada medio que se elige para trabajar son únicos, cada cual desarrolla sus propios sistemas y en este caso no creo que el género determine, más o menos rigurosidad por ninguna de las partes».

De tu obra, la ganadora de este año, ¿cómo la defines, como fue su proceso de creación?

«Fue una obra con un proceso de gestación largo. Las primeras imágenes para definir el concepto, fueron hechas en 1995 utilizando una muñeca. Luego comencé a experimentar con personas de piel oscura y los resultados fueron muy seductores, así que retomé el proyecto y por varios meses me dediqué a ubicar personas o familias que entendieran el proyecto y que quisieran colaborar con él como modelos. De ahí siguieron las sesiones de fotos, a cada modelo se le tomaron mas de cien fotografías, y finalmente el proceso de selección y combinación de imágenes por varias semanas, para llegar a la imagen final»

Define su obra como una lectura abierta, que toca muchos puntos de nuestra condición humana, pero que hace particular referencia a los prejuicios sociales y raciales que se viven en nuestra sociedad.

MIRANDO AL FUTURO

Para Raquel Paiewonsky la gran fortaleza del arte contemporáneo dominicano es sentido de experimentar su gran fuerza y que los artistas, a pesar de las adversidades, de la falta de apoyo institucional y económico, logran mantener sus producciones constantes, a veces haciendo otros trabajos para financiar los proyectos, «todo esto no sería posible sin esa enorme valentía de los artistas, esa intención implacable de hacer  bien su trabajo y sobre todo, el gran compromiso que tenemos con nuestra obra, pero es necesario familiarizar al público, facilitar el diálogo y crear espacios de educación sobre el arte de hoy».

A su juicio, muchas obras maravillosas de arte contemporáneo hechas en la República Dominicana en los últimos años, pertenecen a importantes colecciones de museos en Estados Unidos y Europa «y espero  un gran día, cuando la mayor parte del patrimonio de arte contemporáneo criollo esté en nuestras manos, ese es mi gran sueño».

Algo mas de Raquel

•          Le gusta la naturaleza y cocinar

•          Se considera una persona muy

            disciplinada con el trabajo y vive

            gran parte de día en su taller

            «enrollada» con el arte.

•          Su vida y su obra «son verdades

            sin pantallas».

•          Le gusta la comida gourmet,

            natural, creativa y preferiblemente orgánica.

•          Los colores tierra, los tonos cálidos son sus preferidos.