La empresaria Raquel Peña, quien suena como la compañera de boleta del candidato presidencial Luis Abinade, es de la creencia de que la mujer puede llegar a cualquier puesto de renombre que se proponga en las metas de su vida, sin la necesidad de que se le asigne una cuota para ocupar algún cargo público o privado.
«Yo insisto, por ejemplo cuando en el país, ya sea en la parte gubernamental o privada, se habla de que se necesita asignar una cuota a la mujer…, yo no creo en cuotas», dijo en una entrevista que le hiciera la revista Mercado colocada en su canal de Youtube el 23 de abril del año pasado.
Peña, quien además es vicerrectora de Administración y Finanzas de la Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) en Santiago, citó que la misma posición tiene cuando se habla de la parte más elevada de la pirámide de los puestos ejecutivos, donde todavía la mujer no está, sino que prevalece el hombre.
«Yo digo que ahí necesariamente el factor si es hombre o mujer, todo depende del ser humano, todo depende del empeño, del compromiso que uno como ser humano se ponga, y no hay límites si realmente uno hace el trabajo; demuestra su trabajo y sobre todo se compromete».
Sostuvo que el desafío mayor de la mujeres saber equilibrar cada uno de sus roles como madre, esposa, cuidadora del hogar y otros, de acuerdo a los diferentes tiempos en que van llegando.
«Hay momentos en los cuales mi naturaleza como mujer no me permite decir que sí a una posición de un compromisos equis que me absorba de tal manera, que yo tenga que descuidar por ejemplo al inicio del nacimiento de mis hijos, mucho tiempo del hogar», expresó.
«Entontes es el equilibrio, es tener la sabiduría de saber cuándo se puede asumir un compromiso y cuando no se puede asumir un compromiso o asumir otro, pero sí se puede», agregó.
Puntualizó que lo más importante es aferrarse a una fe, tener fe en Dios, caminar de la mano de Dios «y pensar que nosotras las mujeres somos el centro de la sociedad, aunque suene un poco fuerte; porque de nosotras va a depender que realmente se puedan desarrollar familias sanas, familias fuertes, pero al mismo tiempo, que nosotras podamos seguir desarrollándonos como profesionales exitosas.
En ese orden, motivó a las mujeres jóvenes a que se enfoquen en qué es lo que quieren alcanzar en su vida y que nada la distraiga. «Que sigan hacia delante, con los valores que nos han inculcado, con la fe en Dios y con mucho trabajo, porque en esta vida nada es gratis».