La ciudad Primada de América posee una serie de edificaciones que exhiben detalles ornamentales curiosos, creativos y clásicos. Así mismo, los hay en los cuales actuó la naturaleza, como si hubiese querido diferenciarlos de los otros.
Entre esas modalidades arquitectónicas están los de la calle 19 de Marzo.
[b]Palacete Vicini[/b]
El primero es el Palacete Vicini, situado en la número 117. Este edificio fue construido en hormigón armado en el segundo decenio del siglo XX, por el arquitecto diseñador checo Antonio Nechodojma.
Esta es una de las residencias de dos pisos con carácter propio, debido a que su fachada se levanta sobre las otras, al ser la más alta de la Zona Colonial.
Su entrada es escalonada, con tres peldaños que conducen a una superficie que tiene a ambos lados unos tarros ornamentados con orlas y sembrados de palmas enanas.
Ambos costados tienen dos enormes columnas jónicas, con una altura de 12 metros, cuyas bases abarcan tres y medio metros de ancho y alto. Unicas aquí con esta forma y tamaño.
Las puertas tienen rejas con barras que forman laberintos y curvilíneamente terminan en hojas acorazonadas. Arriba, la pared tiene juntas horizontales divididas y tragaluces enrejados con las mismas formas de decoración.
En el segundo nivel hay un precioso balcón curvo, que tiene balaustres de metal ornamentados con espirales; tarros y flores lo engalanan. Galería donde hay cinco puertas arqueadas.
El alto de su frontispicio tiene una moldura saliente que no es recta. En su pared hay cuatro ventanas verticales estrechas. Las de abajo normales, con rejas, pero las de arriba con vidrios coloreados, tienen el tope al estilo tribulado islámico, cuya cima lo bordea un sobresaliente igual. Únicas formadas así en la urbe.
[b]Casa Peynado[/b]
Le sigue la Casa Peynado, la cual hace esquina con las calles Mercedes y Luperón, punto focal de una perspectiva visual importante en esta zona. Construida y diseñada por el arquitecto español Andrés Gómez Pintado en el segundo decenio del siglo XX, fue galardonada con el premio a la mejor construcción ornamentada que resaltaba su histórico carácter, otorgada por el Ayuntamiento capitalino.
En esta residencia se creó un volumen neoclásico en dos niveles, compuesto de molduras salientes, antepecho y pináculos, donde hubo el tratamiento mural relleno acolchado, fabricado con bloques de cantería, el cual traspasa el hormigón armado con sus cadenas de juntas horizontales, salientes y entrantes; además, están las piezas verticales que descansan en las partes superiores de las puertas.
Vivienda fabricada con estos términos que impresionan sus remates triangulares sobre largos adornos sobresalientes de la pared y que sirve para sostenerlos, con los cuales se coronan los huecos de las puertas del segundo nivel.
Se observan sus balcones sobresalientes, ornamentados con barandas de hierro cuyo volumen se enrosca, configurando su curioso altorrelieve, convexo al exterior.
[b]Casa con mata en techo[/b]
En la casa colonial, propiedad de la señora Patricia Read Cabral, que hace esquina con la Arzobispo Nouel, se aprecia algo curioso y único que se destaca sobre las demás viviendas.
En ella, desde el borde frontal, cuelgan varias ramas largas de un árbol que nace en el techo, las que están formadas con dos filas opuestas, que muchas se separan sin llegar a la perpendicularidad, y les salen pequeños tallos con hojas ovaladas y unas flores amarillas en forma de campanas.
Subiendo a la techumbre se puede observar que el tronco brota de un hueco que quedó cuando antaño se le desprendió parte del antiguo empañete, dejando al descubierto la arcilla con que se construyó la casa.
Entonces parece ser que el viento trajo consigo una semilla y la depositó allí, donde recibió los nutrientes de barro y el agua de lluvia, que igual trae materias salinas, contribuyendo así a su germinación al encontrar sus raíces alimento. Luego estas siguieron incrustándose en la pared gruesa del mismo material y por ella llegaron a tierra, hasta que en la actualidad su crecido tronco y ramas engalanan la casa.