Rascándose con sus propias uñas

Rascándose con sus propias uñas

Roberto B. Saladín Selín
A lo largo de su historia, el pueblo dominicano ha demostrado una fortaleza, resiliencia dirían algunos, para superar los choques externos a la economía nacional sorprendentes y uno de esos escenarios fue la segunda guerra mundial, cuando las restricciones  a las importaciones lo decidieron a rascarse con sus propias uñas, cuando tan temprano como agosto de 1940, se reguló la compra y distribución de gasolina, aceite y grasa para el sector público.

En septiembre del 40, la prensa local se hacía eco de que los carpinteros dominicanos superaban a los extranjeros en la construcción de autobuses, ya que sólo se importaban los chasis y toda la carrocería, asientos, decoración con murales, se hacía en el país, destacándose un pintor llamado Yomero por los paisajes que pintaba en las paredes interiores de dichas guaguas, de uno y dos pisos.  Para septiembre de 1941, el precio del galón de gasolina pasó de 32 a 34 centavos.  En diciembre del referido año, la República Dominicana le declaró la guerra a Alemania y a Italia.  En abril de 1942 se fijó una cuota de 300,000 galones de gasolina para importación y se reglamentó la circulación de vehículos en todo el territorio nacional.

En mayo de 1942, la República Dominicana tomó un préstamo de US$300,000 al Eximbank de los Estados Unidos para la construcción de seis goletas, las cuales se construyeron  en un plazo de cuatro meses a fines de tener una transportación marítima confiable hacia las islas del Caribe.  El ocho de mayo, el país comenzó a pagar el precio de la declaratoria de guerra, cuando fue hundido el barco “San Rafael”, torpedeado por un submarino alemán.

El 21 de mayo fue torpedeado, el vapor “Presidente Trujillo” y el 19 de junio de 1942 la goleta “Nueva Altagracia” y en el mes de julio fue hundida también la goleta “Carmen” por otro submarino alemán, muriendo veintisiete marinos en esos naufragios. 

La escasez de combustibles se hizo tan aguda, que un decreto autorizó el tránsito a nivel nacional de mulos, bueyes y carretas por todas las carreteras y calles del país en agosto del 42.  En Santiago operaba en 1942 una diligencia tirada por caballos, servicio de transportación creado por el señor Domingo Pichardo y luego en Santo Domingo, D. N. funcionó también ese servicio de transportación de pasajeros.

Al igual que en otros países, en esa época (1940-1945) el Control de Precios de Artículos de Primera Necesidad revisaba y establecía los precios, y así por ejemplo el precio de la lata de aceite de maní de un galón se fijó en $1.50, arroz superior $0.03, azúcar refinada $0.07, la carne de filete $0.21, habichuelas $0.05 y los huevos 3 por cinco centavos.  La Credit Commodity Corporation (CCC) de los Estados Unidos, acordó con la República Dominicana comprarle sus excedentes de arroz, maíz y torta de maní.

La creatividad del dominicano se hizo sentir y un señor llamado Ulises Cuello puso a funcionar un camión, utilizando como combustible carbón de guayacán, el cual corría a 23 kilómetros por hora de la capital a Barahona, además de que en el campo comenzó a usarse el aceite de higuereta en las lámparas de alumbrado como también aparecieron las estufas de alcohol para cocinar.

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