Rasgos de la pobreza se “pintan” en las caras de niños escuela Haití

Rasgos de la pobreza se “pintan” en las caras de niños escuela Haití

Las secuelas de la pobreza y de la marginalidad salen a flote en la escuela República de Haití, en el Ensanche Luperón. Al inicio del año escolar,  cinco estudiantes sufrieron desmayo por hambre, en los días siguientes tuvieron que ser intervenidos 28  con padecimientos de hongos en la piel y en la cabeza.

 Muchos niños tienen estatura inferior a lo normal y algunos de ellos expresan violencia en el aula.

La directora del centro educativo, Dominga Joaquín, al dar a conocer la realidad que se vive en  esa escuela desde hace tres años, dice que sus estudiantes provienen de barrios marginados y vulnerables, tales como Capotillo, Gualey, Los Guandules, 27 de Febrero, Espaillat, Villas Agrícolas, entre otros.

Expresa que el desayuno escolar les resuelve un gran problema a las familias empobrecidas que tienen sus hijos en esa escuela, porque en su mayoría, según tiene conocimiento, lo  que comen allí podría ser su único alimento del día.

“Nosotros por suerte que tenemos siempre alcohol en la dirección de la escuela para cuando mis niños se  marean.  Llegan con hambre y por eso yo digo que el  desayuno escolar hay que defenderlo con uñas y dientes. Ese desayuno no puede faltar”, manifestó.

Pan, jugo, leche, masita, chocolate y choco rica son de los alimentos que alternadamente les ofrece  el Ministerio de Educación a los alumnos del sector público.

Con respecto a los problemas  que padecen  los estudiantes en la piel, la directora lo atribuye a la falta de higiene, al agua de uso diario  y al descuido de los padres.

Esa escuela imparte docencia en las tandas matutina y vespertina. En horario de la mañana están los niños de primero a cuarto de básica. Hay inscritos 807 estudiantes y reciben clases en 25 aulas, incluyendo los dos cursos de pre primaria. En tanto, en la tarde se imparte docencia del quinto al octavo curso de básica. 952 alumnos están inscritos y hay habilitadas 27 aulas.

La directora Joaquín dijo que tienen un déficit de 70 butacas para la tanda vespertina, por lo que los niños tienen que sentarse de a dos por butaca y en el suelo. Ese centro está a la espera de que el Ministerio de Educación le provea de las butacas lo antes posible.

 Invierten recursos.  La escuela República de Haití, fundada en 1952, se beneficia de los fondos que asigna a los centros educativos públicos el Ministerio de Educación cada tres meses.

Joaquín dijo que con los RD$264 mil que recibió la escuela se hicieron reparaciones de butacas, se pagó la mano de obra para la pintura de la escuela, se le puso una malla ciclónica  a un área de la escuela para protección de los bienes del centro, se compraron materiales gastables  de oficina y de limpieza. Invirtió RD$12 mil en compra de medicamentos.

La escuela   cuenta con un médico pediatra y un odontólogo, con los que se realizan jornadas médicas. 

Prevención.  En momentos en que reporteros de HOY conversaban con la gerente de la escuela República de Haití, unos 134 estudiantes de la tanda vespertina estaban recibiendo orientaciones bajo el lema “no a las drogas, sí al estudio”, como parte de un programa que desarrolla  la Policía Comunitaria de Barrio Seguro  para la prevención y la disolución de   pandillas.

Los niños y adolescentes que están en ese programa tienen  edades entre 12 y 15 años. Son indisciplinados  y  están bajo la amenaza  de ser atrapados por las bandas que pululan en los citados barrios.

 Ubrí Fortuna, primer teniente de la Policía Nacional, dice que por falta de conocimiento pueden ser intervenidos por bandas juveniles. A través del programa Jóvenes Unidos para la Comunidad, se  trabaja  en valores con la  integración y el apoyo de los directores de escuelas, profesores y padres.

Se les enseña  poesía coreada, teatro, drama, socio drama,  a partir de su realidad. La idea es prevenirlos  de los riesgos a los que están sometidos. Además, dice, buscan acercar a la Policía a la comunidad. Actualmente intervienen 18 barrios de la zona norte de la capital y lo hacen desde las escuelas.

 La experiencia de Ubrí  es agradable y satisfactoria, porque  niños y adolescentes que estaban involucrados en bandas   han salido de ellas al encontrar  oportunidades para realizar  cursos técnicos en los  que se preparan y se insertan al mercado laboral. 

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Problemas sociales

La directora de la escuela República de Haití dijo que la realidad socio económica que viven sus estudiantes es bastante crítica. Esos niños tienen un desarrollo físico y mental menor que los estudiantes de clases media y alta de RD.

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